Jean Machí y Diego Moreno vivían un infierno a finales de 2016. Moreno tenía 11.05 de efectividad y recibía el repudio de su fanaticada. Semanas atrás, llegó al Magallanes en un cambio. Los aficionados turcos no tenían por qué reconocer sus buenos años con las Águilas del Zulia ni su potencial, que llevó a los Yanquis de Nueva York a subirlo a las Grandes Ligas en 2015. Y Machí pasaba por algo similar.

Muchos aficionados celebraron cuando los Navegantes adquirieron a Moreno. Pero su estreno con los turcos fue decepcionante. Fue castigado en casi todas sus presentaciones y, finalmente, se oyó un aplauso general cuando fue enviado a los Tigres de Aragua.

Machí tuvo otra historia, a pesar de ganarse la animadversión de muchos seguidores de los eléctricos, debido a algunas salidas clave en su recorrido por la LVBP.

El ex cerrador de los eléctricos fue Pitcher del Año en la campaña 2009-2010, en su momento más destacado en la pelota venezolana. Aún no había sido subido por los Gigantes de San Francisco. Su graduación fue en 2012, a los 30 años de edad. Fue uno de los relevistas más notables en el país en ese tiempo, hasta llegar a las Mayores y lanzar en la Serie Mundial.

Los seguidores de los turcos también pidieron la salida de Machí. El torneo 2016-2017 no fue bueno para Moreno, que llegó descontrolado a Valencia, y tampoco para su compañero. Cuando fueron enviados a Maracay, el 24 de noviembre, casi nadie lo lamentó.

Los bengalíes adquirieron al par de monticulistas y al campocorto José Rondón, entregando a tres jóvenes valores y un ex grandeliga: los novatos Rayder Ascanio, Gyoscar Amaya, ambos infielders, el pitcher Luis Madero y el veterano Edgar Ibarra, otro lanzador.

¿Quién ganó ese pacto? En principio, nadie. Quizás Aragua, por el aporte de Rondón en la ronda eliminatoria, aunque pronto se fue a su casa, por petición de los Padres de San Diego, y ya no ayudó más.

Machí no pudo colaborar en los cierres, pero luego fue pasado al relevo intermedio y terminó con números aceptable en su capítulo aragüeño, con 3.48 de efectividad, aunque apenas con 6 ponches y 6 boletos en 10.1 entradas.

Moreno no pudo enderezar. Le fue mal en la tierra del Cabriales y mal en la Ciudad Jardín. La afición de los bucaneros nunca llegó a quererle, porque no sabían de su trayectoria. De él, esperaban buenos relevos cuando el club más lo necesitaba. Con los felinos tampoco dominó y dejó 9.72 de efectividad.

Jorge Urribarrí, miembro de la gerencia deportiva tigrera, lanzó una advertencia entonces: el cambio fue hecho pensando también en la zafra 2017-2018. Los números periféricos de ambos tiradores no habían sido malos en sus últimos desempeños en las menores. Valía la pena el riesgo.

El destino dio un giro y le dio la razón a Urribarrí y a Carlos Guillén, presidente de los rayados. Machí fue llamado a la gran carpa la semana pasada. Moreno fue subido en esta semana.

Ambos reencontraron su mejor forma, comenzaron la zafra convertidos en cerradores de sus escuadras en Triple A y convencieron a sus organizaciones, luego de seguros desempeños.

Magallanes todavía puede sacar mucho provecho de aquella transacción, según sea la evolución de los jóvenes Ascanio, Amaya y Madero. Pero Aragua puede sonreír tranquilo. Al menos hoy.

@IgnacioSerrano

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