Acabamos de completar la papeleta de votación del Comité Contemporáneo para el Salón de la Fama del beisbol venezolano. Son 23 candidatos, casi todos con sólidos méritos. Pero únicamente es posible seleccionar seis. Trataremos de explicar las razones de nuestras escogencias. El público que aplaudió aquellas estrellas merece conocer los argumentos de cada quien.

Recordemos primero los estatutos. Debemos buscar excelencia y deportividad, rendimiento y valores ciudadanos. Al mismo tiempo, debemos elegir sin importar la liga donde hayan jugado, siempre y cuando se trate de alta competencia.

No es el templo de la LVBP, así como tampoco es el pabellón de nuestros grandeligas. Si fuera lo uno o lo otro, no podrían estar los Héroes del 41 (la mayoría no llegó a la MLB) o Félix Hernández (brillante en la gran carpa, sin currículo en el torneo invernal). Es el Salón de la Fama del beisbol venezolano y sus estrellas, dicen los estatutos, y pensando en eso debemos votar.

Confesamos hace días nuestro apoyo a Omar Vizquel y Leonardo Hernández. Vizquel es una figura primordial de nuestros diamantes, protagonista dentro y fuera de las fronteras, uno de los principales apóstoles del pasatiempo nacional junto a Luis Aparicio, David Concepción, Camaleón García y otros pocos. Hernández fue el bateador con mejores números en Venezuela en los años 80, con cuatro de cinco herramientas y un sitial elitesco en los numeritos al retirarse, postergado año tras año porque siempre se queda corto por unos pocos votos (en 2017 le faltaron tres papeletas).

El reglamento, por cierto, explica que este último siga apareciendo en las planillas, 25 años después de su retiro. No existe lapso tras el cual se pase automáticamente al Comité Histórico, a diferencia de Cooperstown, lo que debería ser tomado en consideración eventualmente por el Museo del Beisbol.

Repetimos dos votos más del pasado. Uno para Edwin Hurtado, una roca en la rotación de los Cardenales por más de una década, con registros en postemporadas que le convierten en uno de los más conspicuos competidores de la liga. Su carrera internacional fue relativamente discreta, como es el caso de Hernández, pero al igual que éste, refulgió de tal modo aquí que marcó época.

También reiteramos el apoyo a Richard Garcés, el relevista más exitoso de todos los tiempos en la LVBP, con una muy digna trayectoria en las Grandes Ligas, donde sólo fue superado, en su tiempo, por Ugueth Urbina.

Completamos nuestra lista con dos debutantes este año: Melvin Mora y Richard Hidalgo. Ambos ya fueron inmortalizados por el Magallanes, y Mora igualmente lo fue en Baltimore, por los Orioles. Hidalgo aún posee el sexto mejor OPS de todos los tiempos entre criollos en la gran carpa con al menos 300 juegos y es dueño del récord histórico de jonrones para bateadores de los Navegantes.

Es fácil justificar la inclusión de esos seis. Más complejo es razonar por qué dejamos fuera a otros con grandes merecimientos, como Omar Daal, Juan Carlos Pulido, Luis Raven, Alex Delgado, Magglio Ordóñez, Jorge Julio Tapia, Carlos Guillén, Jesús Alfaro, Tom Evans, Roberto Zambrano, Felipe Lira, Oscar Azócar, Géremi González, Eduardo Pérez, Luis Rivas, Cristóbal Colón y Jay Gibbons. A ellos dedicaremos una próxima columna.


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