El viejo Yankee Stadium estaba por cerrar sus puertas, allá por 2008, la última vez que lo visitamos. A pocos metros se erigía la estructura del nuevo parque, la actual casa de los bombarderos del Bronx. Fue entonces cuando escuchamos el ritual cántico que las tribunas del monstruoso escenario, especialmente los bleachers del right, dedicaban a sus favoritos del momento.

Era un coro muy sencillo, que perdura en la nueva casa de los neoyorquinos. Consiste en repetir el nombre y apellido del jugador a quien la fanaticada desea saludar. Alguien enrachado o alguna leyenda de la divisa. Muchas veces oímos la mención popular a Derek Jeter, indiscutible héroe de la franquicia, y a continuación otros peloteros en buen momento.

Todo eso pasó por nuestra mente al ver el debut de Gleyber Torres con el legendario uniforme a rayas. Sin haber siquiera tomado un turno con los mulos, apenas se paró en el home por primera ocasión, la muchedumbre le recibió con una salva de aplausos y empezó a repetir su nombre, una y otra vez.

“Gleyber Torres”, seguido por cuatro palmas acompasadas. “Gleyber Torres”, y cuatro palmas más.

Ni siquiera Aaron Judge o Miguel Andújar levantaron tantas expectativas al subir desde Triple A con los Yanquis, en los años recientes.

Torres no es un producto original de su divisa. En su momento firmó con los Cachorros  de Chicago, y recibió uno de los bonos más elevados que hasta ahora han sido pagados a un prospecto venezolano en el proceso de firmas de Julio 2. Un predestinado, sin duda, fue el precio que debieron pagar los oseznos para adquirir al cerrador Aroldis Chapman en 2016, en plena recta final, cuando la Serie Mundial todavía era un sueño con un siglo de frustraciones para esa franquicia.

Chapman apenas defendió durante tres meses a los Cachorros. Se declaró luego agente libre y poco después firmó de nuevo con Nueva York. Posiblemente haya sido el momento más iluminado de Brian Cashman al frente del equipo más querido y odiado del beisbol. Remató a sus estrellas ante la certidumbre de que esa vez no iba a los playoffs y adquirió una pléyade de talentos jóvenes que están contribuyendo a consolidar una generación propia que mucho hace recordar al grupo formado por Gene Michael, que forjó un roster encabezado por Bernie Williams, Andy Pettitte, Mariano Rivera, Jorge Posada y, por supuesto, Jeter.

La generación de hoy parece augurar un brillante futuro a los bombarderos. Judge ya explotó en 2017, Andújar vive su primera gran cosecha y Torres, aunque apenas empieza su andadura, tiene todo para desarrollar una larga carrera en las Mayores.

Hace meses trató de jugar en la pelota criolla. Los Yanquis no lo dejaron. Preferían cuidarle, tras pasar por la Cirugía Tommy John en junio. Pero igual es un caso singular: entre todos los peloteros venezolanos que han debutado en las Grandes Ligas antes que en la LVBP, es el único que ha pasado por tres organizaciones aquí, antes de su estreno. Firmó con Magallanes, fue tomado por Aragua en el draft de no protegidos y pasó al Caracas en el cambio por Guillermo Moscoso y Víctor Gárate.

Todo en él parece ser distinto. Especial. Ahora empieza el capítulo más exigente, ese que, según todos los evaluadores de talento, le convertirá en figura de los Yanquis. Preparémonos para ver.

@IgnacioSerrano

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