Magallanes lideró buena parte de la ronda eliminatoria, ¿recuerdan?, y cerró en la segunda posición de la tabla. Sin embargo, su efectividad colectiva fue de 4.38, la quinta peor del campeonato. Es un dato sugerente, que luce mucho peor cuando tomamos una lupa y le damos un vistazo a la rotación.

El manager Omar Malavé echó mano a 15 abridores entre octubre y diciembre. Una barbaridad. El promedio colectivo de esos pitchers fue 4.89, muy por arriba del 3.96 que dejaron los relevistas. ¿Y quieren otro dato? Únicamente contaron con dos iniciadores venezolanos, que sumaron solamente 7 presentaciones, dejando las restantes 56 a los importados.

Esa solitaria pareja, formada por Jesús Tinoco y Dedgar Jiménez, no tenía permitido ayudar mucho más que eso. Los turcos cuentan con una verdadera mina de talento, muy limitado por el beisbol organizado. Sus prospectos son aves de paso. Esta vez fueron Tinoco y Jiménez, como antes Yohander Méndez o Antonio Senzatela. Llegan, se muestran y se van. Bastante hace la gerencia al conseguir al menos un permiso para verles un rato en la ronda regular.

Esas fueron las limitaciones que sufrió Malavé, a pesar de lo cual luchó hasta la semifinal. Únicamente las rotaciones de los Tiburones (5.34) y los Caribes (5.30) tuvieron una peor efectividad colectiva que los Navegantes.

Está claro que ese era el sector más urgido en la nave. Por eso, sorprende la habilidad de la oficina para dar un vuelco radical a aquel panorama desolador.

Casi seis semanas después de caer ante los Cardenales, los bucaneros son dueños, en el papel, de una de las mejores rotaciones de nuestra pelota. Únicamente Lara o Aragua tienen, ahora mismo, tienen más profundidad. Con sólo tres cambios, completando esta semana con el acuerdo oficializado con las Águilas, pasaron a contar no con uno o dos iniciadores, sino con tres: el grandeliga Henderson Álvarez, el veterano Yohan Pino y ahora Wilfredo Boscán.

Han pagado un precio alto. El patrullero José Tábata era una pieza valiosa para el lineup, especialmente ante la perspectiva de no contar con Mario Lissón, Adonis García ni Jesús Valdez. ¿Quién va a dar los extrabases? ¿Cómo se mantendrán entre los clubes más peligrosos en el home?

Ese es un problema que los eléctricos deberán atender a partir de ahora. Pese a perder a Tábata, tienen un jardinero más que antes, gracias al pacto con Aragua que les permitió sumar a Wuilmer Becerra y Jesús Alastre. Pero requieren una inyección de fuerza.

Por lo menos lo urgente quedó resuelto. Dos de los iniciadores llegados a Valencia carecen de limitaciones y tienen experiencia, aunque Boscán quedó en deuda en la 2017-2018. Luis Carrasco, también tomado del Zulia, es iniciador, suma ponches y permite pocos jonrones, algo vital en el minúsculo José Bernardo Pérez.

La pérdida de Humberto Arteaga quizás esté relacionada con las limitaciones que le impusieran desde Kansas City. Puede que duela menos, ante las dificultades que ha tenido para desarrollar un perfil ofensivo, y sin duda tuvo que ver con José Gómez, ese otro torpedero llegado de La Guaira, con mucho mayor vocación ofensiva.

Son demasiadas pelotas en el aire, las que deben mantener los filibusteros. Pero la tarea más urgente quedó resuelta. A un gran costo, pero con nota alta. Queda ahora pensar en el lineup.

@IgnacioSerrano

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