Falta días para que el estadio Luis Aparicio “El Grande de Maracaibo” abra las puertas de un proyecto que promete grandes cosas, si está a la altura del homenaje que pretende: el Museo del Beisbol Zuliano.

A la familia Cárdenas Lares, al apoyo decidido de Empresas Polar y últimamente a la Liga Venezolana de Beisbol Profesional debemos esa joya que es el Museo y Salón de la Fama del Beisbol en Venezuela, ubicado en el Sambil Valencia. Es un sitio que muchos soñamos cuando niños, pensando en su par de Cooperstown, y que con modestia, pero con gran éxito, fue creado hace tres lustros, a partir del anhelo de Carlos Daniel Cárdenas Lares, cuya vida y memoria siguen allí palpitando.

El Magallanes tuvo, poco después, una iniciativa que rescata el centenario recorrido de esa divisa, al crear su Salón de la Fama y levantar en el parque José Bernardo Pérez el pequeño, pero emocionante paseo que muestra los rostros y semblanzas de las figuras emblemáticas de la escuadra.

Las Águilas han dado un paso más allá, que esperamos ver pronto y reseñar con detalle. Se trata de un pabellón que recogerá no solamente la trayectoria de los rapaces, con sus seis coronas nacionales y sus dos títulos en la Serie del Caribe; además, será un homenaje a la riquísima historia que tiene el capítulo zuliano de nuestro pasatiempo nacional, homenaje únicamente comparable con el esfuerzo que hiciera Luis Verde con su enciclopédica investigación sobre la pelota en la región.

Los equipos tienen un desafío, ante iniciativas como esta: no son propietarios de sus casas. Los Navegantes, Tigres, Cardenales, Caribes y Bravos administran sus estadios, pero son instalaciones que no les pertenecen; aguiluchos, Leones y Tiburones reciben las llaves de sus hogares cuando está por comenzar cada campaña, y deben devolverlas al terminar sus compromisos.

El Caracas ha acariciado durante mucho tiempo la idea de un Salón de la Fama, pero ya sabemos que no hay lugar con más limitaciones que el Universitario por parte de su arrendador. En el Zulia eso fue posible porque la Gobernación y la novena llegaron a un acuerdo y trabajaron juntos, para concretar este sueño.

Siempre fuimos partidarios de que cada franquicia levante una exposición desmontable, una carpa, un lugar donde colocar las fotografías de sus astros, los viejos uniformes, las coronas, sus leyendas. La inversión que pudiera requerir ese homenaje se pagaría con creces en la consolidación de una afición que, gracias a esas fuentes, puede abrevar y hacer más grande su devoción por el club de sus amores.

La propia directiva de la LVBP, que mucho hace con el Museo de Valencia, puede agregar un aporte más en otras áreas de nuestra historia. Las estadísticas de por vida del beisbol profesional son tan distintas como diferentes son las empresas recopiladoras. Se está trabajando en darles carácter único, de 1946 al presente, y eso, que requiere tiempo, esfuerzo y dinero, será un gran logro de la liga.

También es justo y necesario que la historia de cada equipo reciba la bendición formal de la LVBP, reconociendo el recorrido del Magallanes y el Caracas, la trayectoria del Lara y el camino seguido por cada franquicia, en general. Que se acaben las discusiones estériles sobre unos y otros, recurriendo al definitivo sello oficial.

@IgnacioSerrano

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