Salió el sol y ya es el 2019. Y, más allá de las palabras de buenos deseos y augurios positivos, tan comunes en estas fechas, los venezolanos debemos poner rápidamente los pies sobre la tierra, y sopesar reflexivamente sobre los dos momentos que  abren frente a nosotros dejando ver un nuevo escenario en el país. 

El próximo 5 de enero, la Asamblea Nacional (AN), tiene una nueva oportunidad de reivindicarse frente a la nación y elegir una Junta Directiva combativa, firme y despojada de temores, que sepa cumplir con su papel en los días porvenir. 

Ya basta de diputados cuidadosos. Ya basta de retórica huérfana de acción. Ya basta de dejar pasar las oportunidades.  Es la hora de iniciativas, de tomar el toro por los cuernos. 
El nuevo directorio del Poder Legislativo debe afrontar el grandioso reto de hacer valer la Constitución y salvar a Venezuela. 

A pesar que nosotros en Vente Venezuela nunca hemos reconocido la legitimidad y legalidad de Nicolás Maduro en el ejercicio de la Presidencia de la República, lo pocos que lo hacían basados en superfluos argumentos se quedaran sin éstos, porque el 10 de enero Maduro quedará completamente desnudo, sin ningún ropaje legal que lo cubra. 

El 10 de enero, Maduro no podrá juramentarse para un nuevo período constitucional. ¿Las razones? Primero, la elección presidencial ejecutada el año pasado careció de legalidad, y no es reconocido no por los venezolanos ni por decenas de naciones en el extranjero. 

Segundo, Maduro nunca debió ser candidato a la Presidencia de la Nación, porque fue inhabilitado por la Asamblea Nacional (AN), y tercero pesa sobre él una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia legítimo, lo cual también le impide asumir la Primera Magistratura de la Nación.


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