José Altuve recibirá 6 millones de dólares por jugar con los Astros de Houston en 2018. Es un dineral, si lo vemos objetivamente. Es muy poco, si consideramos que pudiera ser el Jugador Más Valioso de la Liga Americana y que ganará menos que muchos colegas con menos recorrido y con estadísticas inferiores a las que él puso esta temporada.

¿Es justo que un pelotero así tenga un ingreso equiparable al de un buen sustituto?

Los texanos acaban de ejercer la opción que tenían en el contrato del jugador nacido en Puerto Cabello. El mismo día, renovaron el acuerdo de Marwin González, que recibirá unos cientos de miles de dólares más que su compatriota. Y en Nueva York, los Mets activaron la opción de Asdrúbal Cabrera, que cobrará poco más de 8 millones de dólares en la zafra venidera.

¿Por qué jugadores con menos capacidad de impacto que Altuve ganarán más dinero el año entrante? ¿Ante qué clase de injusticia estamos?

En realidad, no es injusticia. No lo veamos aisladamente, sino en contexto. Marwin y él, por ejemplo, tienen prácticamente el mismo tiempo de servicio en las Mayores, siempre con los siderales. Y aunque el guayanés recibirá un cuarto de millón de dólares más en la justa que está por venir, el camarero nacido en Puerto Cabello ya ha recibido cerca de 13 millones desde que saltó a las Grandes Ligas, contra poco más de 8 millones que ha acumulado su compañero.

Allí tenemos una primera conclusión: no todo es como se ve a primera vista.

Los Astros apostaron duro por el tres veces campeón bate del joven circuito. Allá por 2014, cuando el toletero derecho acababa de batear para .283/.316/.363, con 31 tubeyes y 5 jonrones, decidieron ofrecerle el acuerdo multianual que hoy le ata a la organización. Repasen esos números. ¿De verdad valen los 12,5 millones de dólares que le ha garantizado el pacto actual? Por supuesto que no.

La gerencia vio algo en el jugador criado en Maracay, como un poco antes le pasó a los Piratas José Tábata. Ninguno había explotado en todo su esplendor, pero ambos eran dueños de un talento que, en caso de florecer, les convertiría en figuras.

Los filibusteros terminaron pagándole 13,9 millones de dólares a Tábata, luego de su segundo torneo en la gran carpa. El ex prospecto no pudo retribuirles. Cuatro años después de esa firma, quedó en libertad. Hoy busca una nueva oportunidad. Su historia, al menos hasta ahora, quedó resumida al relato de lo que pudo ser y no fue.

El patrullero del Magallanes tiene 29 años de edad, se recupera de una lesión y todavía insiste. Puede que le llegue la hora. Altuve, en cambio, hizo más de lo que de él se esperaba. Su divisa le garantizó unos 12 millones de dólares, que serán alrededor de 25 millones cuando ejerzan la última opción que resta, la de 2019, y el intermedista respondió de inmediato con cuatro cosechas seguidas sobre 200 imparables, dos de 24 vuelacercas, cuatro de 30 o más robos, tres coronas ofensivas y más de 170 tubeyes en cuatro campeonatos.

Son registros de súper estrella. Bien por el alto mando, que creyó en él y anticipó lo que vendría.

Salvador Pérez, al enfrentarse a algo semejante, logró que los Reales de Kansas City renegociaran su acuerdo, aunque al suyo le quedaba mucho más tiempo que al de Altuve ahora. El intermedista, de todos modos, apenas contará 29 años de edad dentro de 24 meses, cuando será elegible para probar el mercado abierto. Ya tendrá la oportunidad de conseguir el contrato de su vida.

@IgnacioSerrano

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