Yeltsin Gudiño es un prospecto de alto vuelo. Está bien considerado en su organización, los Azulejos de Toronto, y debutó con las Águilas en la temporada pasada. A pesar de su estatus, recibió permiso para jugar en la LVBP. Es un muchacho, está en Clase A avanzada, y todavía no muestra con el madero eso que llevó a los canadienses a pagarle más de un millón de dólares por su firma.

Gudiño es un prospecto legítimo, aunque todavía no ha podido responder con el madero a las expectativas creadas por los scouts. Después de cinco temporadas en el beisbol profesional, su average ronda los .200 puntos, sin mostrar poder o velocidad como para sumar jonrones o muchas bases robadas.

Zulia tiene algunos jóvenes así. Son peloteros que, en caso de llegar a aportar, estarán listos para la temporada 2019-2020, o quizás un poco después. Incluso siendo así, el aragüeño lleva consigo el riesgo de recibir una orden de su organización y abstenerse de la pelota caribeña. Es una incógnita, aunque puede llegar a convertirse en figura.

Los rapaces consiguieron por él a dos peloteros hechos, capaces de ayudar de inmediato a un equipo que desea con ahínco olvidar la eliminación temprana en los últimos playoffs y recuperar el éxito perdido.

Alberto González y Víctor Gárate son el botín obtenido por Gudiño. Ambos están en la parte final de sus carreras. Quizás eso dure un par de años, quizás tome más de tiempo. Es imposible predecirlo. Sí es posible, en cambio, recordar lo que acaban de hacer. Y eso permite pensar en lo que pueden aportarle a los aguiluchos en la zafra venidera.

González bateó para .251, sin mucho poder. Tiene 34 años de edad, ya no juega en el beisbol organizado, pero aún puede defender varias posiciones del cuadro. A los occidentales les hizo mucha falta el también zuliano Jonathan Herrera, clave en la conquista de la corona en la justa 2016-2017, pero ya retirado.

El ex grandeliga es natural de Maracaibo. Tiene razones adicionales para reportarse a los aguiluchos. Por fin podrá jugar delante de su parentela y amigos de la infancia. Sumarlo a la nómina es tentador para una escuadra como esta. Aunque el fracaso siempre es una posibilidad, hay motivos para creer que al menos será capaz de ayudar durante una o dos justas.

Gárate tiene 33 años de edad. Viene de poner 3.31 de efectividad y tiene 4.08 de por vida. También es pelotero de ligas independientes, aunque eso tiene dos ventajas: carece de limitaciones y, si lo desea, podría reportarse para el inicio del campeonato.

Los Tigres entregaron al aragüeño pensando en que ya tienen al recién adquirido Ismael Guillón, llegado desde el Magallanes. Tiene sentido, aunque para otras divisas tiene más sentido mantener la abundancia en el staff de pitcheo, especialmente cuando se trata de lanzadores zurdos.

Ya Gárate no tiene un brazo poderoso. Tampoco es un especialista zurdo. Es alguien que puede trabajar ante diestros y siniestros, yendo más allá de un tercio de inning.

La banca y el bullpen del Zulia son mejores ahora, comparando con la semana pasada. A cambio, entregaron a alguien que, si se desarrolla, posiblemente jugará poco. Pero si no se desarrolla, se convertirá en alguien como González, un utility con experiencia en las Grandes Ligas. Sí, es un buen negocio para quien esté buscando ganar ya.

@IgnacioSerrano

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