Ocurrió a finales de 1996. Omar Vizquel llegó a Caracas y Empresas Polar le organizó la tradicional rueda de prensa que daban nuestras pocas estrellas en las Grandes Ligas, incluido él. La sala se llenó, como siempre. En ese tiempo, había periodistas que hasta aplaudían y agradecían a los peloteros, porque allí entraba todo el mundo.

Vizquel habló de su temporada con los Indios, de la dura derrota en la Serie Mundial y la lesión en el hombro, que le molestó durante toda la campaña. Ese año cometió 20 errores, la mayor cantidad de su carrera. Solamente en ese torneo sumó más de 10 por ciento de los pecados que acumularía en 24 zafras.

Acababa de someterse a una cirugía para reparar el daño, que soportó calladamente durante todo el torneo, fallando con frecuencia inusitada sus disparos, debido al dolor.

En aquel encuentro con los medios, alguien le preguntó si jugaría con los Leones en la LVBP. Él, que lo había hecho por última vez en el torneo 1994-1995, llevando a los melenudos a la corona, respondió que no.

“Es que los grandeligas ya no juegan en el Caribe, el nivel ha bajado; cuando eso cambie, sí jugaré”, razonó.

Esa respuesta, y las palabras que siguieron, se convirtieron en una leyenda negra que todavía algunos usan en su contra.

Este columnista pidió entonces su derecho de palabra y la preguntó a Vizquel algo más o menos así: “En Puerto Rico acaban de armar un Dream Team y el liderato de bateo se lo están disputando Iván Rodríguez y Roberto Alomar. En Dominicana están estructurando ahora su propio Equipo de Ensueño. Pero si hablamos específicamente de Venezuela, y es verdad que ustedes ya no juegan aquí, te pregunto ¿cómo hacer que la serpiente deje de morderse la cola? Si tú y los demás astros no juegan aquí porque las estrellas ya no juegan y el nivel ha bajado, ¿cómo se puede subir el nivel, si para que suba hace falta que ustedes jueguen?”.

Sí, es casi un trabalenguas, pero todavía tiene sentido para este cronista.

Vizquel respondió sin aclarar la duda, y para exasperación de algunos aplaudidores habituales, este periodista volvió a pedir el micrófono: “¿No es más fácil explicarle a la gente que te acaban de operar y que es imposible que juegues con el Caracas?”. Después de todo, debía cumplir rehabilitación hasta febrero.

Fue una situación completamente inesperada para él y para todos, incluyendo al autor de estas líneas. Un par de horas después, la conversación siguió en RCR, donde teníamos un programa por las tardes. Él quería dejar claro su punto, subrayando que no menospreciaba la pelota criolla, y por eso llamó a la estación y pidió salir al aire.

Luego de aquel episodio, Vizquel se cuidó de dar una opinión contraria a la LVBP. Organizó actos benéficos, como aquel cuando la tragedia de Vargas, y hasta hizo una gira de despedida en cada estadio local. Para muchos, sin embargo, quedó la idea de que había menospreciado la liga. Y la leyenda negra creció.

Es absurdo que prevalezca ese único episodio en la brillante carrera de uno de los más grandes de nuestro beisbol. Por eso lo revivimos: para testificar en primera persona que mienten quienes reducen la estatura del torpedero, achacándole palabras que él no dio. Especialmente ahora, que celebramos su entrada al Salón de la Fama de Valencia y esperamos su ingreso a Cooperstown.

@IgnacioSerrano

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