Para algunos, los fuegos artificiales pueden ser una manera divertida de celebrar Navidad, despedir un año u otras festividades. No es un secreto que el sonido de la pirotecnia es peligroso, hasta mortal, para las mascotas. El estrés, nerviosismo y pánico pueden hacer que el perro se lastime en un intento por huir de esos sonidos e, incluso, puede que hasta se escape de la casa.

Los refugios de animales de la ciudad de Buenos Aires enfrentan un problema de envergadura: ¿Cómo pueden calmar a varios perros que se inquietan en un mismo lugar? Con la ayuda del Hospital Pasteur, Mauro Aguilera fundó Ayudacan,una organización que rescata perros y funciona hace casi 10 años. Por un caso de rabia canina, Mauro salvó a 22 perros de la eutanasia y abrió el refugio que hoy funciona en Salguero 151, en pleno Almagro. A los tres años de fundar Ayudacan, Mauro y sus voluntarios salvaron a más de 300 perros.

Para Mauro, que es un experto en la materia, el proceso de adaptación a los ruidos fuertes para sus animales rescatados no empieza en diciembre. «Hay que normalizar los ruidos, que no sean algo extraño para ellos», contó a LA NACION. Cuando prende la cortadora de pasto en el patio del refugio, desparrama un poco de alimento para que los animales asocien el ruido a un refuerzo positivo. «Si tirás un fosforito en marzo, tienen que volar los pedacitos de pollo. Hay que exponerlos a los ruidos fuertes en un ambiente controlado», explicó.

Los refuerzos positivos, como darle un poco de alimento balanceado cuando hay ruidos, apuntan a calmar al perro, pero los mimos no entran en esta categoría. «A veces uno ve que el perro se asusta e intenta a abrazarlo y a calmarlo con palabras, pero el perro no entiende eso, jamás tiene que haber contención física. Hay que menospreciar el miedo que tiene y demostrarle alegría», contó.

También alentó a que los dueños hagan una adaptación temprana a todos los ruidos posibles para los nuevos integrantes de las familias. «A un cachorro de 45 días tenemos que hacerle conocer los ruidos de los colectivos, de las motos, incluso de los aviones y barcos, porque nunca sabés si vas a irte a otro país y querés llevar a tu mascota», explicó el fundador de Ayudacan.

A pesar de estos consejos, algunas personas optan por sedar a sus perros durante las fiestas. Según Mauro, esto es efectivo sólo si se le realiza un chequeo general un mes antes de las fiestas al animal y si se comprueba que ese medicamento no tiene efectos secundarios.

Ahora Mauro cuida a 13 perros, 6 de ellos cachorros, en el refugio. Estas fiestas va a celebrar el mismo ritual de acompañamiento para que los animales no sufran los estruendos de la pirotecnia. «Dejamos un bol con permitidos para el perro, puede ser pan, pollo o carne, del tamaño de una uña para las 12», explicó. A la hora de los fuegos artificiales, Mauro tira la comida por el aire para que ellos puedan entretenerse con la búsqueda de comida. «Durante todo el año, todos los ruidos significaron un premio. Esas dos noches, un montón de ruido va a significar un premio mayor».

Para los perros los ruidos de fuegos artificiales son el caos absoluto. El estruendo los desorienta. «Hay que buscar un lugar que sea conocido por el perro y seguro, donde no pueda escapar, que no pueda romper o que, si lo rompe, no se pueda lastimar», explicó Mauro. Lo ideal es protegerlo con su cucha en un lugar oscuro, con mucha agua y un poco de comida. «Si el perro se siente protegido, se va a refugiar en ese lugar. Pero puede pasar que esté dando vueltas por todos lados, en ese caso es mejor controlarlo con una correa». Además, resaltó la importancia de que el perro tenga un collar fijo con el nombre y el teléfono de su familia, por si se escapa durante las fiestas.


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