El dolor crónico o recurrente, una de las condiciones más prevalentes en estos días, es un problema de salud mayor en casi cualquier sociedad moderna.

Afortunadamente, hoy día la medicina cuenta con varias técnicas y tratamientos que pueden ayudar a aliviar esa estresante sensación de dolor.

Así que, si alguna vez te dicen que “aprendieras a vivir con dolor”, debes saber que no tienes por qué hacerle caso a esa antigua creencia. Es, de hecho, una frase que antaño algunos médicos le decían a los pacientes que padecían de dolor crónico, pero que hoy día no es aceptable.

El primer tratamiento de elección suele ser la farmacoterapia. Otras opciones incluyen fisioterapia o terapia psicológica, cirugía, bloqueos nerviosos o dispositivos médicos como neuroestimuladores y bombas de infusión, además de la técnica de láser, un tratamiento no invasivo con una fuente que genera luz de una sola longitud de onda. Se trata de una tecnología que no emite calor, sonido o vibración.

La energía de luz que produce el láser, entra en las células dañadas y estimula la actividad intercelular. Esto reduce el dolor en el área de la lesión y acelera la recuperación de las células dañadas.

Se debe tener en cuenta que cada persona responde de forma diferente a los diferentes tratamientos, ya sean analgésicos sin receta, como aspirina, acetaminofen y esteroides antiinflamatorios, hasta medicamentos para el dolor más fuertes, u otras técnicas.

Cabe recordar que, aunque al principio le parezca contradictorio, el ejercicio alivia el dolor. Los músculos si no se ejercitan o están mucho tiempo sin moverse, pierden forma y  se debilitan, lo que puede llevar a una lesión o a una distensión muscular, provocando dolores adicionales.

Por ejemplo, los movimientos facilitan el intercambio de nutrientes y líquidos dentro de los discos de la columna vertebral, manteniéndolos saludables y evitando la presión en el nervio ciático.

Factores que empeoran el dolor

– Aumento en la actividad de la enfermedad que lo causa, como la artritis o la fibromialgia

– Problemas emocionales o físicos

– Concentrarse todo el tiempo en el dolor y no buscar distraerse

– Fatiga o falta de sueño

– Ansiedad

– Depresión

Lo que puedes hacer

– Actitud positiva y pensamientos placenteros 

– Rutina adecuada de ejercicios

– Técnicas de relajación

– Fármacos

– Masajes

– Distracción

– Analgésicos cutáneos

– Buen humor

– Tratamientos de frío y calor


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