S i le preguntamos a los venezolanos donde queda la ciudad de Libertad, pocos sabrán de su existencia, eso quiere decir que los mapas podrían resultar inservibles. Esa pequeña localidad del estado Barinas fue el lugar que vio nacer y crecer a Ronald Torreyes, actualmente el único criollo en el roster de los Yanquis de Nueva York. 

Quizás algunos se plantearán esta interrogante ¿En ese pueblo se juega beisbol? Sí, Barinas tiene buenas escuelas menores de esta disciplina. En el año 2003, la capital de ese estado albergaba las concentraciones para definir la selección que representaría al país en las competencias internacionales. 

El utility comenzó a jugar pelota a los cuatro años de edad, siempre bajo las indicaciones de su padre (Alcides), quien no sólo fue su primer entrenador sino su principal mentor, hasta que estampó su firma para el profesional con los Rojos de Cincinnati. 

No es un secreto que Torreyes mide 1.73 metros. Es una estatura baja para los estándares del de por te. 

Sin embargo, para ese entonces corrió las 60 yardas en 6.3 segundos, lució bien a la defensiva y con el bate. 

«Sí, se nos hizo muy difícil por el tamaño y el físico, pero mi papá siempre me decía que tenía que seguir trabajando», dijo. 

«Él se mantuvo trabajando conmigo y juntos logramos esta meta». 

Después de pasar por los escarlatas, Cachorros de Chicago, Astros de Houston, Azulejos de Toronto y Dodgers de Los Ángeles, Torreyes llegó a los Yanquis de Nueva York. Allí se estableció como el utility de lujo de la organización. 

«Nosotros tenemos en las menores muchos jugadores buenos, pero si él (Torreyes) está aquí es porque tiene las condiciones para estarlo», expresó el dominicano Tony Peña, coach de primera base de los mulos. 

Así como es su forma de ser, puede que el trabajo de Torreyes pueda parecer discreto, pero ha tenido mucho impacto en la organización. 

Logró suplir de buena forma al campocorto Didi Gregorious, en el campocorto, y ante la lesión de Starlin Castro aprovechó tiempo de juego en la segunda base. 

Esta es la tercera temporada que disputa el nativo de Libertad en las mayores y aunque no ha tenido la oportunidad de que su principal mentor, su padre, esté presente en un estadio de Grandes Ligas para verlo, espera que el momento sea pronto: esta es su hora de protagonismo en la Gran Manzana. 


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