La majestad de Félix Hernández no llegó temprano, ni tampoco tarde. Fue puntual. Se presentó en el primer día de prácticas de lanzadores y receptores de los Marineros de Seattle. Caminó por el complejo primaveral nauta, en la localidad de Peoria, Arizona. No tuvo prisa. Habló con sus compañeros de causa, hizo estiramientos de rutina y continuó siendo el Rey, como le dicen en la lluviosa ciudad del noroeste de Estados Unidos.

Su linaje va de la mano con la paciencia primaveral. Hernández siempre ha tenido un ritmo distinto al resto. Va con cautela. Si bien este año su acostumbrado plan de trabajo será desechado para unirse los acondicionamientos gregarios, aun mantiene vestigios de su tratamiento real: no hizo bullpen como sí lo realizaron James Paxton, Ariel Miranda, Marc Rzepczynski y otros siete brazos.

De acuerdo con un reporte de Greg Johns, periodista que sigue a los navales para MLB.com, el venezolano tiene pautada mañana su sesión inicial de bullpen. Será, oficialmente, la primera vez que suba a un morrito este año.

Ya que seguirá el plan de sus compañeros, se estima que Hernández lleve a cabo trabajos monticulares cada tres días, hasta que haga su primera apertura en los juegos de exhibición de los Spring Training.

Con la planificación lista, el Rey no tenía nada más que dejar claro. Después de los estiramientos lanzó pelotas en terreno plano, un ejercicio de baja intensidad que calienta el brazo para las exigencias que vendrán.

Para Hernández, a punto de cumplir 32 años de edad, hay cosas importantes por definir en la venidera campaña. Su puesto como la punta de lanza de la rotación está en peligro. Paxton es proyectado como el abridor del juego inaugural de la organización; no obstante, la decisión no está tallada en piedra.

También debe demostrar que su cuerpo ha recuperado la fuerza. En las últimas dos campañas no logró llegar a los 200.0 innings de labor por lesiones. De hecho, el año pasado solo lanzó 86.2 capítulos y dejó efectividad de 4.36, la más alta en sus 13 campañas en las Grandes Ligas.

Hernández es el único venezolano en los campos primaverales de Seattle, la organización que menos criollos posee actualmente. El antónimo naval son los Medias Blancas de Chicago que aglomera a 11 nativos en Glendale, también en Arizona.  


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