El apego a las tendencias más ortodoxas que inspiran las frías estadísticas, indicaban que nadie más que Carl Yastrzemski merecía el «Más Valioso» de la Liga Americana aquella temporada de 1967. El toletero zurdo de los Medias Rojas había sido el primero del circuito con 44 jonrones, 121 carreras impulsadas y promedio en bateo con .326 puntos. Y por si fuera poco, los Medias Rojas atraparon el banderín.

Y si existía alguna duda, Yastrzemski la disipó el último día de la campaña al coleccionar tres sencillos y un doble en cuatro turnos, remolcar dos carreras y anotar otra, para que Boston derrotara 5 a 4 a Minnesota y asegurara la corona con apenas un juego de ventaja sobre los Mellizos y los Tigres de Detroit.

Al contrario de lo que sucede medio siglo después en la misma Americana, donde la puja se haya repartida entre Aaron Judge y sus 52 cuadrangulares para los Yanquis de Nueva York, y el venezolano José Altuve y su título de bateo de .346 para los Astros de Houston, entonces se aguardaba por una votación unánime para Yastrzemski de parte de la Asociación de Cronistas de Beisbol de Estados Unidos.

Al menos en la historia del «Más Valioso» que se remonta a 1931, no hay otra escogencia como la de 1967 que ponga en evidencia la subjetividad que envuelve toda elección. De cómo cada elector tiene una visión particular sobre quien logra el honor, y lo que es más significativo, que debe respetar el resto de los puntos de vista. Sobre todo si son diferentes al suyo.. ¿Acaso el que opina distinto no goza de la misma autoridad por el solo hecho de formar parte del mismo privilegiado comité elector?

Yastrzemski finalmente obtuvo el «Más Valioso». Solo que no de forma unánime. Recibió 19 de los 20 posibles votos para el primer lugar. Quien evitó la unanimidad fue Max Nichols, periodista del diario Minneapolis Star, al votar por César Tovar, el utility venezolano de los Mellizos de Minnesota.

A sus 33 años de edad, Nichols poseía el conocimiento y la experiencia suficiente para que la corporación lo acogiera en su seno y le permitiera votar. El beisbol y sus pormenores no le era ajeno. A finales de los 40 y principio de los 50, Nichols había sido recoge bate de los Dodgers de Brooklyn de Jackie Robinson, el primer afrodescendiente en jugar en las ligas mayores.

Sin embargo, a simple vista los números de Tovar se hallaban en las antípodas de los de Yastrzemski. Solo alcanzó dos lideratos: 164 encuentros y 649 turnos al bate. Conectó para .267 con 98 anotadas, 19 bases robadas y 6 jonrones. ¿Qué persuadió a Nichols a votar por César y no por Carl?

«Para mí, su versatilidad fue más importante para Minnesota, que la triple corona de Yastrzemski para el Boston», repetía el periodista a quien le preguntaba por su supuesto desatino. «Por eso en buena parte, los Mellizos estaban igualados en el primer ligar con los Medias Rojas, todavía en la fecha final de la temporada».

La versatilidad de Tovar a la que Nichols se refería se reflejaba sin reservas: 70 juegos en tercera base, 64 en el jardín central, 36 en la segunda almohadilla, 10 en el bosque izquierdo, 9 en el campocorto y 6 en el jardín derecho.

Jack Lang, presidente de la Asociación de Cronistas de Beisbol de Estados Unidos,pidió un voto de censura para Nichols. Sus colegas rechazaron por unanimidad la petición, luego de tildar a Lang de fascista.

César Tovar ocupó el séptimo puesto en la votación, y a los días, Max Nichols renunció a la entidad y nunca más cubrió deporte alguno.


El dato

Que Boston y Minnesota decidieran el título de la Americana el último día, contribuyó a la controvertida elección estimulada por el periodista del Minnesota Star


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