Corría el mes de julio del año 2012 y Pablo López terminaba su bachillerato en Venezuela con una certeza. Había quedado en la Universidad del Zulia. Lucía encaminado a seguir los pasos de su padre, ingresando a la escuela de Medicina del prestigioso centro de estudios de educación superior.

Sin embargo, el espigado lanzador, que para aquel momento contaba con 16 años de edad, tenía un plan B. Iba a ser pelotero. E iba a llegar a Grandes Ligas, cumpliendo el anhelo frustrado de su progenitor.

“Me tocó tomar decisiones de mucha conciencia desde muchacho”, contó sonriente el novato de 22 años tras finalizar la práctica de bateo de los Marlins de Miami, su equipo en las Grandes Ligas, con el que debutó hace poco menos de dos meses.

“Siempre conté con el apoyo de mi papá. Él fue el primero en apoyarme. Es un gran médico, pero sobretodo una persona que ama mucho al beisbol. Así que tenerme aquí, es como que complementa sus dos grandes cariños”, agregó.

López lanzó por primera vez el 30 de junio contra los Mets de Nueva York.  Ahí experimentó cómo son las cosas en Las Mayores. “Fue una locura de primer episodio. Ponché al primer bateador con tres lanzamientos, y al cuarto picheo, recibí un jonrón inmenso”, comentó.

“Es parte de las cosas que he ido aprendiendo acá. Hay muchos peloteros con experiencia que te ayudan, hay gente que entiende bien el juego y que te nutre y te ayuda a comprenderlo mejor. Es una alegría poder estar aquí, y estoy muy agradecido por la oportunidad”, añadió el zuliano.

Sin presión. El serpentinero, quien ya había impresionado a los scouts de los Marlins en los entrenamientos primaverales por su portentosa recta de96 millas y su inteligencia para entender el juego de pelota, afirmó que es positivo para su desarrollo estar en una organización como la del Sur de Florida, en proceso de reconstrucción.

“Ayuda para desarrollarte no tener tanta presión, pero después, esto es beisbol, y son las Grandes Ligas. Aquí todos quieren ganar. Después puede que haya aficiones más metidas o no en el juego, pero algo si es seguro, Miami es el mejor lugar para estar, y donde espero poder seguir”, expresó.

“Esta organización está haciendo bien las cosas”, apuntó el lanzador. “Es un camino largo pero hay mucho talento joven, y es un equipo que está preparado para pelear. La crítica nos ponía como candidatos al peor equipo de la temporada, y no hemos estado mal, la verdad, creo que esto da para llenarse de esperanzas para el futuro”, destacó.

López, además de haber quedado en la escuela de medicina, habla cuatro idiomas, español, inglés, portugués, italiano. “Siempre fui aplicado, eso lo tengo desde casa, por mi papá que es médico. Él influyó mucho en mi y en lo que hago. Todavía busca darme consejos, de como debo o no lanzar, él vive esto con una pasión increíble”, resaltó.

“Pero también me ha tocado explicarle, y decirle, ‘hey, papá, tampoco es tan fácil como se ve’. Para mí es como un sueño hecho realidad, y para él también es algo muy grande verme aquí”, remató entre risas.


Inicio auspicioso

López acumula siete salidas en lo que va de campaña, todas como abridor, dejando en ellas foja de dos ganados, 3 perdidos, con 4.79 carreras limpias permitidas por cada nueve innings lanzados. No solo impresionó su potente recta, también la forma en la que maneja sus lanzamientos.

“Me he concentrado en tratar de lanzar sin presión, y aprovechando las herramientas que me dan los jugadores más experimentados. He recibido muchos consejos del manager (Don Matingly) y de varios peloteros con mucha experiencia. Me he sentido cómodo y espero tener un buen cierre de temporada”, precisó.


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