Jeff Bannister, el manager de los Rangers de Texas, sonrió cuando un reportero le preguntó si en sus sueños más dulces había sido capaz de imaginar a su pupilo Rougned Odor tomar cinco bases por bolas en un juego.

“¿Podíamos imaginarlo?”, repreguntó el estratega, en una improvisada rueda de prensa que se puede ver en la página de MLB Network. “Bueno, todo se puede imaginar en este mundo. Pero después del tercer boletó, comencé a hablar con Adrián Beltré y otros más en la cueva, porque ya tener tres pasaportes era algo tremendamente bueno para él”.

Odor es un bateador con talento. Tiene tanta fuerza, que en 2016 se convirtió en el camarero más joven en golpear 33 jonrones en las Grandes Ligas y el año pasado fue el único venezolano con 30 o más cuadrangulares.

También es un toletero impaciente. O al menos, lo era antes de esta campaña, que comenzó para él con un promedio de embasado de sólo .287, muy por debajo de la media de las Mayores, y menos de 100 bases por bolas después de cuatro torneos arriba, casi todos completos.

Un slump en abril pasado y una lesión que le tuvo fuera durante semanas hicieron que el prejuicio creciera. Pero sin hacer ruido, el zuliano estaba esforzándose para cambiar, y así convertirse en quien es ahora: uno de los maderos más calientes de la MLB.

“Ha estado trabajando muy duro”, aseguró Bannister. “Se trata de adaptar una nueva mentalidad en el plato”.

Odor empezó a sumar transferencias cuando regresó de la lista de incapacitados. Su OBP ha rondado los 70 puntos, a veces 80, por arriba de su average de bateo (que llegó a frisar los .200) y hoy exhibe registros muy por arriba del promedio en la gran carpa.

Amaneció el domingo con una línea de .274/.354/.474, con 28 bases por bolas en 327 apariciones en el home. En 2017 dejó una línea de .204/.252/.397, con 32 pasajes en 651 ocasiones. El cambio es evidente.

“La única verdadera diferencia ahora es que realmente estoy enfocado en conseguir el pitcheo que estoy buscando”, aseguró el zuliano. “Estoy concentrándome en ese lanzamiento que deseo, tratando de mantenerme siempre en el plan”.

Para Bannister, es el fruto de un rediseño que su equipo ahora disfruta, al florecer un slugger mucho más completo y difícil de pasar con envíos malos.

“Nosotros lo desafiamos para conseguir esa nueva filosofía, y él está haciendo tremendo trabajo”, subrayó el estratega.

Las buenas noticias han seguido al cambio, una tras otra. La semana pasada fue seleccionado Jugador del Mes de los Rangers, por su producción en julio. Al día siguiente, se convirtió en el primer pelotero en la historia de las Grandes Ligas con un jonrón y cinco pasaportes no intencionales en el mismo encuentro. El viernes, sacudió un Grand Slam, para llegar a 100 jonrones en su carrera. Y el sábado, la botó otra vez, con otro pase gratis.

“Nunca llegué a pensar que algún día me pasaría algo así”, admitió Odor de la racha, con su punto culminante del jueves, cuando inscribió su nombre en el libro de récords.

Solamente Miguel Cabrera, en la expedición nacional, ha llegado a 100 vuelacercas a menos edad que el nativo de Maracaibo. El aragüeño lo hizo a los 23 años de nacido, en 2006.

Pero Odor ya había dado muestras que poder a muy temprana edad. Lo notable es que, con apenas 24 años de edad, ya tenga un centenar de bambinazos en su cuenta y esté añadiendo una nueva herramienta, la disciplina, que le hace menos vulnerable —y por ende, más peligroso— justamente cuando comienza el período de esplendor de todo grandeliga.

El dato

Rougned Odor tiene 24 años de nacido y 101 cuadrangulares, contando hasta el sábado. Andrés Galarraga, que se retiró como líder de todos los tiempos entre venezolanos, estaba llegando a las Mayores precisamente a los 24 años de edad


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