Antes de esta campaña, la última vez que Guillermo Moscoso había escalado una lomita en un juego de la LVBP fue en la temporada 2013-2014, y para aquel entonces ya era un lanzador con experiencia. Tenía 29 años de edad y vivencias en las Grandes Ligas con los Rangers de Texas, Atléticos de Oakland, Rockies de Colorado y Gigantes de San Francisco.

Su pericia no dejó de aumentar en el tiempo que estuvo alejado de los ojos del beisbol local. Fue parte del Yokohama Bay Stars, en Japón, tres años en los que acumuló 286.2 innings y la costumbre –mal vista en occidente- de lanzar bullpens de 150 pitcheos. Este año, antes de uniformarse con los Tigres de Aragua, triunfó con el Bravos de León, en México.

Pero no importa el trajinar en ligas del mundo, no pudo evitar sentirse emocionado, el miércoles, en su regreso a los escenarios de la LVBP. “Me sentí bastante nervioso”, dijo el derecho de 33 años de edad. “No porque estaba lanzando, sino por el tiempo que tenía sin trabajar aquí. Quería dar un poquito más de lo que realmente soy, pero es normal. Creo que lo supe controlar”.

En la salida, frente a los Cardenales de Lara, Moscoso estuvo en el morrito por 3.2 capítulos y permitió una carrera limpia. Para él fue un buen comienzo y con el pasar de los días espera alargar cada vez más sus aperturas.

“Esta vez fue por 60 pitcheos. Ya para la próxima apertura voy por los 85 envíos”, comentó. “En este momento me mantendré trabajando en el conteo de lanzamientos. He tirado todos mis pitcheos y funcionaron bien. No sé cuándo será mi próxima salida, si el miércoles o el jueves, pero ahorita solo quiero llevar mi conteo de pitcheos a lo más alto”.

Desde que firmó para el beisbol profesional, en 2005, siempre perteneció a la nómina de los Leones del Caracas, pero este año fue enviado a los bengalíes, junto al zurdo Víctor Gárate, en un cambio por Gleyber Torres, prospecto número 1 de los Yanquis de Nueva York.


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