Las primeras sesiones de entrenamiento en los campos primaverales para los Marlins de Miami han sido arduas, sobre todo para los lanzadores.

Ha sido el staff de pitcheo su principal “debilidad” durante las últimas campañas y el cuerpo técnico se enfoca netamente en optimizarlo y por ello siguen de cerca a quien está llamado a ser uno de sus principales baluartes en la rotación abridora, el venezolano Pablo López.

El novel lanzador zuliano se estrenó la campaña pasada y se estableció como iniciador tras los inconvenientes que padeció el manager Don Maattingly con ese departamento; sin embargo, no pudo acompañar a los Marlins hasta el último día de ronda regular después de que padeció una distensión en el hombro derecho.

Durante el invierno López se mentalizó en la recuperación y fortalecimiento de su físico para evitar males a futuro y llegó a las prácticas en el estadio Roger Dean de Júpiter, Florida, listo para ratificarse como abridor de los peces y aunque no cuenta con ningún tipo limitaciones, no se descarta que deba intentar no esforzarse al máximo.

“No tiene restricciones reales, pero seremos un poco más cautelosos con él”, le manifestó Mattingly al portal de MLB, al tiempo que reconoció que se espera que tenga unos Spring Training normales.

Pablo López fue una especie de revelación la temporada pasada para el club del sur de Florida. Su ascenso no estaba en los planes en el inicio; empero su prolifero desarrollo en el sistema de ligas menores al sobresalir tanto de Doble A como en Triple A, llevó a los directivos y al propio Mattingly a fijarse en sus dotes para ser llamado a las Grandes Ligas durante el último día del mes de junio.

En 10 aperturas dejó récord desfavorable de 2-8 y efectividad de 4.14, cifras que no reflejan lo bien que lució considerando que en cada una de sus presentaciones lanzó cuando menos cinco innings y cinco fue el máximo de rayitas limpias que permitió en sus labores.


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