Un escándalo de alcoba envuelve otra vez a la monarquía de Bélgica

Y es que la justicia del país europeo ha puesto a Alberto II, rey emérito que abdicó en 2013, frente a una disyuntiva: o se hace una prueba de ADN o deberá pagar una multa de unos US$5.500 por día.

El fallo de una corte de apelaciones que así lo establece llega tres meses después de que el monarca se negara a someterse a una prueba para comprobar si tiene algún vínculo con una mujer que asegura ser su hija.

Antes, un tribunal de Bruselas había ordenado al anciano de 84 años a que proporcionara una muestra de saliva en un plazo de tres meses o corría el riesgo de que se presumiera que es el padre de Delphine Boël.

Boël, una artista de 50 años, afirma que nació como resultado de una relación extramarital del entonces príncipe Alberto con su madre en la década de 1960.

El ex rey y la casa real niegan el reclamo de paternidad.

Los rumores


Albtero tuvo tres hijos dentro de su matrimonio.. Foto: GETTY IMAGES

Los rumores de que el rey tuvo descendencia fuera del matrimonio surgieron por primera vez en 1999, cuando se publicó una biografía no autorizada sobre su esposa, la italiana Donna Paola Ruffo di Calabria.

La acusación provocó un escándalo real y el chisme mediático ha persistido desde entonces en Bélgica.

Boël aseguró por primera vez que el rey era su padre biológico durante una entrevista de 2005.

Según afirmó, su madre, la baronesa Sybille de Selys Longchamps, tuvo un romance con Alberto por casi 20 años, entre 1966 y 1984.

Alberto de Lieja no estaba destinado al trono de Bélgica, según las reglas de sucesión, pero tras la muerte de su hermano mayor en 1993, se convirtió inesperadamente en rey a los 62 años.

Ocupó el cargo hasta julio de 2013, cuando anunció su abdicación por mala salud, con lo cual perdió su inmunidad.

Fue reemplazado por su hijo, Philippe, aunque se dice que sigue recibiendo un ingreso anual de aproximadamente US$1,1 millón.

Poco después de la abdicación, Boël abrió un procedimiento judicial.

Alberto apeló a la sentencia de un tribunal de primera instancia que le dio tres meses para que proporcionara una muestra de saliva para la prueba de ADN.

Según aquel fallo, en caso contrario, se asumiría que Boël era su hija y que era elegible para cualquier herencia.


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