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“¡Presidente, presidente!”. El grito en un estadio de béisbol de Venezuela en diciembre no era para Nicolás Maduro ni para un líder de la oposición, sino para el empresario Lorenzo Mendoza.

El multimillonario se ha convertido para muchos en un ideal, en el único candidato que ven capaz de aglutinar a todos los opositores y de derrotar a Maduro en las inminentes elecciones presidenciales, que se celebrarán antes del 30 de abril.

El problema para estos opositores es que, de momento, solo es un deseo, una ilusión, una abstracción. Y un reflejo de la división que sufre una oposición peleada que debe buscar sin dilación a un candidato.

Mendoza guarda silencio. BBC Mundo solicitó sin éxito una entrevista con él.

Pese a los gritos en la cancha de béisbol y las marchas de quienes le piden que se lance a la arena política, es posible que no se anime y que siga al mando de Polar, la principal empresa de alimentación de Venezuela.

No es la primera vez que Venezuela busca soluciones fuera de la política. Hugo Chávez era un outsider que irrumpió en 1998 y aprovechó el clima crítico contra el sistema para llegar a la presidencia.

Es distinto ahora el caso de Mendoza. Él no irrumpe. Son otros los que lo empujan. Incluidos algunos líderes opositores.

Un vacío por llenar

«Lo de Lorenzo Mendoza es un deseo de rellenar un vacío por parte de la sociedad, que escogió una figura que siente interesante», le dice a BBC Mundo el analista y encuestador Luis Vicente León.

Ese vacío es producto de las continuas derrotas y la división de la oposición, que ahora se debate entre dar la batalla electoral y el abstencionismo ante un proceso que muchos creen fraudulento y en el que no ven oportunidades de triunfo.

Esa necesidad nace también de que los líderes más carismáticos no podrán competir contra Maduro, que se espera que repita como candidato oficialista.

Leopoldo López cumple en arresto domiciliario una condena de casi 14 años. Y Henrique Capriles está inhabilitado para cargo público por 15 años.

La encuesta de Venebarómetro de diciembre del año pasado preguntó por quién votaría en unas eventuales primarias de la oposición para elegir un candidato único.

López era el deseado con 24,7%. Le siguieron Capriles (17,1%) y Mendoza (17%).

¿Quién es Lorenzo Mendoza?

Es un empresario exitoso, de 52 años y venerado por sus trabajadores. La Polar, como se conoce coloquialmente a la empresa, ha formado parte del día a día del venezolano durante décadas, con productos como la harina de maíz precocida para hacer las arepas o la cerveza ligera.

«Es una persona muy accesible», destaca un trabajador de Polar, que prefiere mantener el anonimato al hablar del patrón.

Su oficina en el Centro Empresarial Polar (CEP), en Caracas, permanece siempre abierta. Incluso contesta personalmente correos electrónicos a sus empleados.

Ha creado un fondo de ayuda para aquellos que tienen emergencias reales y es normal verlo en el moderno gimnasio del CEP.

«Hago mucho ejercicio, duermo poco y como poco, pero lo suficiente», lo cita el trabajador de Polar. Correr es una de sus aficiones.

Siempre en forma, ahora «se lo ve más flaquito». Quizás es el estrés. Y es que para el millonario tampoco es fácil hacer navegar una empresa en el mar de la hiperinflación.

Sus propios empleados no saben qué hará. Dos veces al año se celebra una reunión cara a cara entre los trabajadores y Mendoza. «Dejen el fastidio, me tienen harto», solía responder de forma coloquial la insistente pregunta de si se lanzaría a presidente.

En la última reunión, a final del año pasado y con las elecciones ya como escenario inminente, se mostró «guabinoso», término que en Venezuela indica falta de claridad, indecisión.

«No lo negó enfáticamente, lo que me pareció muy extraño», cuenta a BBC Mundo el empleado de Polar, presente en ese encuentro.

El discurso oficial ante sus empleados es que más en estos tiempos de incertidumbre, Mendoza debe estar al frente de una empresa familiar que heredó, que espera que hereden sus hijos y que teme perder si decide enfrentarse al gobierno.

El chavismo, por su parte, lo considera un enemigo, imagen de la «oligarquía» a la que combate dialécticamente. Gobierno socialista y empresa privada han mantenido una guerra fría que nunca llegó a enfrentamiento cruento.

Terreno libre

Sea Mendoza u otro, el terreno parece abonado para el surgimiento de un independiente, de un «outsider» en las filas opositoras.

Tras 20 años de lucha contra el chavismo repletos de derrotas, «la población siente que esta oposición no es capaz de provocar el cambio», dice León, que destaca que en Venezuela ya no sólo hay una polarización entre chavistas y opositores, sino que hay una »polarización triple».

«Hay independientes que no se sienten chavistas de Maduro ni opositores de la oposición tradicional y que buscan un cambio», afirma el analista.

De acuerdo a la encuesta de Venebarómetro de diciembre, en unas presidenciales el nombre que más apoyos suscitaba era el de Maduro con 28,6% de apoyo. El siguiente con 25,15% es NS/NR, es decir, no sabe, no responde.

De acuerdo al mismo sondeo, 65,3% cree que Maduro debe salir del palacio de Miraflores lo más pronto posible. Y 65,7% tiene una evaluación negativa de laMesa de la Unidad Democrática (MUD), la coalición de los grandes partidos opositores.

Y aquellos que no se sienten representados por ningún partido con una mayoría.

Señales todas de que hay muchos venezolanos que buscan algo que no encuentran en la oposición ni en el oficialismo en medio de la severa crisis.

«Un abstracto»

«Cómo será el vacío para que una parte de la sociedad lo haya rellenado con un abstracto», dice León sobre el surgimiento de Mendoza, al que consideraría un «lujo» para la oposición si decidiera dar el salto.

«La gente quiere a alguien dramáticamente diferente que genere confianza y rescate el sueño. Mendoza es un abstracto sobre calidad, la gerencia, la eficiencia», explica León.

Es la imagen que tienen muchos sobre el empresario, idealizado en tiempos de zozobra.

Esa orfandad que sienten los votantes opositores alerta a Jesús «Chúo» Torrealbacontra una de las señas de identidad históricas de la política venezolana.

«No podemos cometer el error de la clase política oficialista y opositora de subordinar la política a las pulsiones del caudillismo. Ya lo hizo el oficialismo con resultados nefastos», dice en referencia a Chávez el que fuera secretario ejecutivo y portavoz de la MUD.

Torrealba, que considera que Mendoza tiene todo para ser un «fenómeno electoral», cree que la oposición no sólo necesita un nombre, sino un proyecto. Ambos factores son clave para atraer al votante natural opositor, al que no sabe y no contesta en las encuestas y al chavista desencantado.

«Sin esa sumatoria no se gana, sin esa sumatoria estamos conversando de los números del subcampeonato», afirma Torrealba a BBC Mundo.

La decisión de Mendoza y de la oposición llegará en los próximos días tras el anuncio de que las presidenciales serán antes del 30 de abril.

Según Torrealba, el candidato no debe ser el de un partido que derrotó a los otros, sino alguien que represente a todos los colores. »Y a los sin partido, que somos mayoría en la oposición», afirma.


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