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El papa Francisco llegó este lunes a América Latina y, con eso, se ha puesto una vez más sobre el tapete el nivel de confianza que los latinoamericanos tienen en la Iglesia.

La elección en 2013 de Jorge Bergoglio, un jesuita argentino con fuerte preocupación por los pobres, fue vista por los expertos como una iniciativa del Vaticano para reimpulsar la influencia de la Iglesia en América Latina, la región con más católicos del mundo.

Desde entonces ha habido un leve repunte en la imagen favorable de la Iglesia en la región, que, sin embargo, no ha detenido una tendencia general en sentido contrario.

Las autoridades eclesiásticas esperan que el retorno de Francisco a la región le dé un reimpulso a la institución.

Francisco llega este lunes a Santiago de Chile, a media semana visitará las ciudades de Iquique y Temuco y el jueves viajará a Perú, donde estará tres días.

La visita ha generado protestas en ambos países de grupos laicos e indígenas, así como de víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes de la Iglesia.

El viernes en la madrugada, grupos no identificados atacaron cuatro iglesias católicas en Santiago de Chile y dejaron amenazas al papa Francisco.

«Con tu venida, Francisco, no puedo dejar de preguntarme qué pasa con las autoridades eclesiásticas y religiosas», escribió James Hamilton, una reconocida víctima de los abusos del sacerdote Fernando Karadima en Chile, un escándalo que permaneció 10 años sin ser denunciado.

Según la encuestadora Latinobarómetro, que tiene sede en Santiago, Chile es el país donde más desconfianza genera la Iglesia en la región.

Y el caso Karadima, dice Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, es quizá el factor principal de ese desprestigio.

Algo en ese sentido piensa Jaime Coiro, vocero de la Conferencia Episcopal de Chile, quien le dijo a BBC Mundo que los casos de abusos «son un horror que nos han costado muy caro que no parece detenerse pese a lo que hemos hecho para prevenirlo».

Evaluación del papa Francisco en América Latina de 1 a 10

  • Paraguay: 8,3
  • Brasil: 8,0
  • Ecuador: 7,5
  • Colombia: 7,5
  • Costa Rica: 7,1
  • Panamá: 7,0
  • Perú: 6,9
  • Venezuela: 6,8
  • Bolivia: 6,8
  • Argentina: 6,6
  • México: 6,5
  • Nicaragua: 6,3
  • El Salvador: 6,3
  • Guatemala: 6,2
  • Honduras: 6,0
  • República Dominicana: 6,0
  • Uruguay: 5,9
  • Chile: 5,3
  • América Latina: 6,8

El prestigio del papa y de la Iglesia en la región

Ahora bien: ¿cómo le va al papa en el resto de la región?

De acuerdo a la encuesta, que fue realizada a mitad del año 2017, los países que mejor evalúan a Francisco son Paraguay y Brasil, con calificaciones promedio de 8,3 y 8,0 sobre 10, respectivamente.

Chile y Uruguay, en cambio, son los países donde peor le va, con 5,3 y 5,9 de puntuación en cada uno.

El promedio del papa en la región es de 6,8 puntos de favorabilidad, una caída de 0,4 puntos con respecto a 2013.

En términos generales, durante los últimos 20 años la confianza en la Iglesia ha caído en la región.

Hoy 65% de los latinoamericanos dicen tener algo de confianza en ella, una caída de 10 puntos desde 1995.

En cuanto al catolicismo como tal, solo en México aumentó la cantidad de personas que se consideran parte de esa religión; y fue solo 3% más desde 1995.

Mientras tanto, durante ese mismo periodo la cantidad de católicos cayó 39 puntos en Honduras, 37 en Nicaragua, 34 en Panamá y 24 en Chile.

Esto no significa, dice Lagos, «que los latinoamericanos se hayan convertido en laicos, sino que ha habido un crecimiento importante de otras religiones, como los evangélicos y formas de relación con Dios mucho más tangibles y menos abstractas».

El caso chileno

Eso en parte explica la caída estrepitosa que ha tenido la imagen tanto del papa como de la Iglesia en países como Chile.

Pero lo que hace único del caso Chile es la frescura que aún tiene el caso Karadima en la opinión de la gente.

«El factor crucial es la existencia de casos de abuso, porque es especialmente grave cuando esos delitos son cometidos por personas a las que la gente le ha confiado la protección de sus hijos», dice Coiro.

«Karadima, que fue formador de sacerdotes, marcó un antes y un después para la Iglesia en Chile, no solo porque fue muy grave, sino permitió el surgimiento de otros casos, que fueron muy mediatizados y mostraron que el abuso es transversal, que se da ciudades y en poblaciones aislados y en congregaciones liberales y conservadoras», explica la autoridad eclesiástica.

Fernando Karadima, de 87 años, fue durante muchos años sacerdote en la parroquia El Bosque de la comuna de Providencia, una de las zonas más ricas de la capital.

Aunque las denuncias de abusos sexuales por parte de Karadima se dieron a conocer en 2004, las víctimas tuvieron que esperar varios años para sentir que se hizo justicia, tanto a nivel judicial como dentro de la Iglesia.

Un fallo del Vaticano lo condenó en 2010 por abuso sexual y fue retirado a «una vida de oración y penitencia».

El cura tenía vínculos cercanos con la élite política y empresarial del país.

Las víctimas denunciaron que esa élite política se alió con la Iglesia local para encubrir el caso o reducirle el impacto, una estrategia que el tiempo se hizo insostenible y exacerbó la paciencia de los chilenos con la Iglesia y con la ya desgastada clase política.

«En Chile hay una percepción de anomia, de ausencia de normas, que aumentó mucho en los últimos 4 años con la revelación de casos de corrupción en la política y el empresariado», explica Lagos.

«Y la Iglesia, que fue cómplice del establecimiento en el mal manejo del caso Karadima, entra en esa tendencia general de desconfianza del poder establecido».

Coiro coindice: «Hay algunos factores que son compartidos con otras instituciones y tienen que ver con la crisis de credibilidad y de desafecto hacia la política, los gremios y los empresarios; y la Iglesia no está exenta».

«No será un viaje simple»

El mismo Vaticano reconoce que el viaje a Chile y a Perú no será fácil para el sumo pontífice.

Así lo reconoció en una entrevista al sitio de información de la Santa Sede, Vatican News, el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin:

«Creo que no será un viaje simple, pero será realmente un viaje apasionante», señaló.

De acuerdo con el cardenal, en sus viajes a Chile y Perú, enfrentará varios desafíos.

«El primero es el desafío de las poblaciones indígenas, de los indígenas: y aquí hago referencia al Sínodo sobre la Amazonia que ha sido convocado por el papa recientemente y que tendrá lugar en el 2019. Por lo tanto, cuál es el papel, cuál es la contribución de estas poblaciones dentro de cada país, de sus sociedades, y para dar una contribución también a estas sociedades», indicó.

«Después, un tema que el papa siente mucho y sobre el que ha vuelto con palabras también muy marcadas, es aquel de la corrupción, que impide el desarrollo y también la superación de la pobreza y de la miseria», dijo Parolin.

Un fenómeno que también reconoce la Iglesia chilena es el de la secularización.

En una entrevista con Vatican News, el obispo de Iquique, Monseñor Guillermo Vera Soto, lo abordó:

«Nosotros como país vivimos ese fenómeno que ciertamente nos duele y que es un gran desafío. El secularismo ha entrado con fuerza en nuestra sociedad. Nosotros, en el norte tenemos una riqueza grande que tenemos que cuidar, y es el otro aspecto por el cual el santo padre viene, y es el que se refiere a la religiosidad popular», indicó.


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