«Por favor, doctora Grey, sálveme como si fuera su amiga», dice una joven que está siendo transportada en camilla en el Grey Sloan Memorial Hospital a la cirujana a cargo de su operación tras un accidente en montaña rusa.

La escena pertenece la última temporada de la serie «Grey’s Anatomy», uno de los dramas más exitosos de la televisión estadounidense desde su estreno en 2005.

En esta como en otras tantas oportunidades, Meredith Grey (Ellen Pompeo) y el equipo médico del Grey Sloan Memorial Hospital tendrán el desafío de diagnosticar y curar a la paciente, en medio de una serie de intrincados dramas personales.

Y todo en menos de una hora.

Esta representación ficcional de la atención médica en traumatismos fue analizada en un estudio publicado esta semana en la revista científica Trauma Surgery and Acute Care Open.

El objetivo de los investigadores del Hospital St. Joseph de Phoenix (Arizona, EE.UU.) era saber qué percepción de la realidad pueden estar formándose los televidentes y potenciales pacientes al ver «Grey’s Anatomy».

El programa creado por la reconocida cineasta Shonda Rhimes fue elegido por «su larga permanencia al aire, su inmensa popularidad (un constante ‘top 10’ de la televisión de EE.UU.) y por estar ambientado en un ocupado hospital universitario urbano», detallaron en el estudio.

«El efecto Grey’s Anatomy»

Para comparar ficción con realidad, los investigadores sistematizaron la información de 290 pacientes ficticios retratados en 269 episodios de la serie, es decir, las primeras 12 temporadas, emitidas de 2005 a 2016.

Los datos luego fueron comparados con lesiones de la vida real sufridas en 2012 por 4.812 pacientes, según el Banco Nacional de Traumatismo de EE.UU.

Según el trabajo, la tasa de mortalidad en «Grey’s Anatomy» fue tres veces mayor que en la vida real (22% contra 7%).

Los heridos graves, en cambio, tuvieron una mejor recuperación en la ficción: la mitad de los pacientes televisivos pasaron menos de una semana en el hospital, mientras que solo uno de cada cinco (20%) de los pacientes de la vida real lo hizo.

«Los casos representados en los dramas televisivos tienden a tener resultados binarios», explicó Jordan Weinberg, uno de los autores del trabajo, a la agencia Reuters.

«O bien un paciente herido obtiene una operación heroica urgente y no lo logra, y los doctores, enfermeros y miembros de la familia se afligen, o por el contrario, el paciente sobrevive y al día siguiente ya está sentado en la cama completamente recuperado, abrazando a los miembros de su familia», dijo.

Las cirugías también ocurrieron de forma más frecuente y rápida. En «Grey’s Anatomy» la mayoría (71%) de los pacientes pasaron directamente de la emergencia al quirófano, mientras que en la realidad esta estadística apenas alcanzó el 25%.

A su vez, casi un cuarto de los pacientes de la base de datos (22%) fueron transferidos a centros de atención a largo plazo, algo que solo sucedió en 6% de los casos retratados en la serie.

Para los investigadores, estas diferencias «pueden dar lugar a una percepción sesgada de la realidad», que luego afectan las expectativas de pacientes y familiares.

Es lo que llaman «el efecto Grey’s Anatomy».

Según escriben en el estudio, «los dramas médicos de la televisión estadounidense tienden a mostrar enfermedades raras, manifestaciones extrañas de enfermedades comunes, lesiones fantásticas o extravagantes, y episodios de muertes masivas, todo enmarcado dentro de una representación ‘realista’ de un hospital típico de EE.UU.».

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