El sábado fue con Andrés Manuel López Obrador en México; el lunes, con Recep Tayyip Erdogan en Caracas; y este miércoles, la fotografía fue con Vladimir Putin en Moscú.

La agenda internacional del presidente de Venezuela en los últimos seis días ha estado inusualmente cargada: encuentros con tres jefes de Estado en una semana.

Y el dato no es menor dados los esfuerzos para aislar al gobierno de Venezuela que últimamente han hecho Estados Unidos, países América Latina y hasta la Unión Europea.

«Para un gobernante sancionado por Estados Unidos y la Unión Europea, y repudiado en muchas capitales latinoamericanas como un ‘dictador’, han sido días de oxígeno diplomático», dice el corresponsal de BBC Mundo en Caracas, Guillermo D. Olmo.

«Maduro insiste en que la maltrecha economía venezolana puede sortear el cerco de las sanciones gracias a sus negocios con sus aliados contra ‘el imperialismo estadounidense’ y su agenda de los últimos días parece avalar esa tesis», afirma Olmo.

«Más que fotografías con otros jefes de estado lo que su gobierno necesita es dinero», agrega.

Encuentro en Moscú

La más reciente reunión de Maduro fue la del miércoles con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, a quien visitó en la residencia presidencial de Novo Ogaryovo en Moscú.

El presidente de Venezuela anunció que acordó un paquete de inversiones rusas en los sectores petrolero y minero que ascienden a unos US$6.000 millones.

Putin dijo que entiende la situación difícil que atraviesa Venezuela e hizo votos por el mejoramiento de los conflictos sociales en el país sudamericano.

«Apoyamos sus esfuerzos destinados a lograr un entendimiento mutuo en la sociedad, todas sus acciones destinadas a solucionar las relaciones con la oposición», señaló Putin, según la prensa rusa.

Las inversiones de Rusia se suman a las anunciadas por Maduro tras su viaje a China por unos US$5.000 millones.

Erdogan de visita de Estado en Caracas

La presencia de presidentes de América Latina en Caracas no son ya frecuentes, tampoco las de mandatarios de países fuera de la región.

Es por ello que la visita de principios de semana de Recep Tayyip Erdogan, el presidente de Turquía, fue destacada en el país sudamericano como un evento clave.

El mandatario turco realizó una visita de Estado a Venezuela luego de haber participado en la cumbre del G20 en Buenos Aires, Argentina.

Y fue hasta ese país a firmar acuerdos económicos que permitan «mayores avances» en las relaciones entre ambos países, según la oficina de prensa de Erdogan.

Turquía se ha distanciado en los últimos años de Estados Unidos, el que fuera uno de sus principales aliados por décadas.

El país presidido por Erdogan «se inclina hacia focos alternativos como son China y Rusia», dijo a BBC Mundo el analista Basem Tajeldine tras la visita del presidente turco a Caracas.

«Venezuela tiene un papel que jugar en esa tendencia», apuntó Tajeldine.

El analista considera que Turquía es un aliado de Maduro para el manejo de la situación de abastecimiento de alimentos por la que pasa Venezuela.

«Sin la comida que llega de Turquía se hubiera producido un caos imposible de controlar para el gobierno», explica.

Un reencuentro con México

Bajo la presidencia de Enrique Peña Nieto, México fue uno de los países que lideró en el último año el llamado Grupo de Lima, una alianza de países de América Latina que descalificó la reelección de Maduro y que ha hecho un llamado a un cambio de gobierno a través de nuevas elecciones.

Pero la participación de México en ese grupo puede estar en sus últimos días.

La llegada a la presidencia de México del izquierdista Andrés Manuel López Obrador pone en duda la participación de la cancillería mexicana en el Grupo de Lima.

El nuevo presidente dice que tiene como principio la «no intervención» en asuntos extranjeros y su canciller, Marcelo Ebrard, ya ha dicho que seguirá esa política exterior.

Maduro viajó el sábado a Ciudad de México como invitado a la investidura de López Obrador.

Nicolás Maduro divulgó en su cuenta de Twitter la imagen de su encuentro con AMLO.

Aunque inicialmente confirmó su asistencia a la sede del Congreso para la ceremonia, finalmente no estuvo. Allí, diputados de oposición protestaron contra su presencia.

«Es un honor para mí que la derecha me ataque», dijo luego de conocerse los mensajes en su contra desde el recinto del Congreso.

En cambio, sí se presentó en la recepción que ofreció el nuevo presidente mexicano a sus invitados en el Palacio Nacional.

Ahí se tomó la foto con López Obrador y las esposas de ambos, pero no hubo nada más que la imagen que difundió Maduro por Twitter. Ningún tipo de gesto más.

«México no necesariamente apoyará a Maduro pero no pondrá mucha presión sobre él, ni denunciará los abusos y violaciones de los derechos humanos de su régimen», dijo a BBC Mundo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de estudios con sede en Washington.

«Entonces, esto da algún aire, un poco de oxígeno a Maduro», considera.

Un video del primer encuentro entre ambos mandatarios, compartido por el presidente venezolano, muestra un breve saludo y las palabras de Maduro a López Obrador: »Cuente con Venezuela para lo que sea».

Más tarde felicitó en Twitter: «López Obrador hoy escribe una página brillante en la historia de nuestros pueblos que luchan por la autodeterminación y la unidad latinoamericana».

Pero en el pasado, López Obrador ha optado por expresar distancia con el gobierno de Venezuela.

«Creo que las instrucciones a la cancillería son que maneje las relaciones para que no generen problemas para la agenda interna. No quiere problemas con EE.UU. ni con otros países», considera Shifter.


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