En un día de julio, hasta 50.000 venezolanos cruzaron la frontera con Colombia por la grave situación en su país. Otros miles huyeron a Perú en los últimos años. O a Chile, e incluso a pequeñas islas del Caribe.

Los números no dejan de aumentar. Según estima la ONU, un total de 2,3 millones de refugiados venezolanos abandonaron el país en los últimos años. Y la mayoría se trasladaron a países de la región.  Huyen de la peor crisis económica de la historia reciente del país, con la mayor inflación del mundo y con problemas de desabastecimiento de ciertos alimentos, medicinas y productos básicos.

Para intentar hacer frente a la situación, el gobierno de Nicolás Maduro anunció un nuevo paquete de medidas entre las que destaca la creación de una nueva moneda, el bolívar soberano, cuya entrada en vigor supuso una devaluación de más del 90%.

La situación ha llevado a numerosos venezolanos a no tener otra alternativa que emigrar: ciudadanos andando por carreteras de países vecinos como Colombia en busca de refugio se ha convertido en una estampa habitual. Algunos expertos ya lo describen como la mayor ola migratoria que ha vivido la convulsa región en los últimos cincuenta años. Uno de ellos es Eric L. Olson, director adjunto del Programa de América Latina del Centro de estudios Wilson, con sede en Washington.

En BBC Mundo conversamos con él para analizar la grave situación en el continente y a continuación presentamos un extracto de la entrevista.

Según los últimos datos de la ONU, más de 2 millones de venezolanos huyeron del país en los últimos años. ¿Es este el mayor éxodo que ha experimentado Latinoamérica?

Creo que es la crisis más apremiante de la región en este momento, porque afecta a múltiples países. Evidentemente, hay otras crisis, en Nicaragua, en otras partes de la región; pero esta es la única que probablemente afecta al mayor número de países: Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Brasil, incluso pequeños países del Caribe y en Centroamérica.

Todos se han visto afectados por este éxodo masivo, es una cuestión de enorme importancia regional: no sólo la crisis humanitaria, sino la crisis política en Venezuela, que en sí misma es una creciente preocupación para la región.

¿Podemos considerarla la mayor migración masiva que ha experimentado la región hasta ahora?

Imagino que depende de los parámetros que utilicemos. Sí, en términos de volumen; en los últimos 50 años diría que es la mayor. Hay otros éxodos masivos, pero normalmente se produjeron durante largos periodos de tiempo, en Centroamérica en los años 80, se podría decir que uno o dos millones de personas huyeron del país. Pero aquello fue desde tres países diferentes: Nicaragua, El Salvador y Guatemala, durante una década y media.

Creo que la única (migración) que es más comparable, si nos fijamos en el porcentaje de personas que salen del país -en Venezuela, es aproximadamente el 7 a 10% de la población total- sería El Salvador, que experimentó una emigración masiva en los años 80 que podría compararse (con la de Venezuela), pero en este caso también se produjo durante un largo periodo de tiempo.

Así que podríamos decir que esta es la mayor migración en un corto periodo de tiempo en los últimos 50 años.

Exactamente. La mayor en los últimos 50 años y se ha extendido intensamente en los últimos dos.

¿Qué caracteriza esta ola migratoria?

Hasta ahora, las personas están desesperadas por salir de Venezuela principalmente por el colapso económico, la hiperinflación; la gente pasa hambre, no tiene trabajo y se ven forzados a emigrar en busca de necesidades básicas.

El otro aspecto es que está afectando a muchos países diferentes en la región, así que no es fácil para ningún país, no recae sobre un solo país, todos tienen que esforzarse y encontrar algún tipo de solución.

Mencionó otras migraciones vividas en Latinoamérica. ¿Cómo se compara este éxodo con, por ejemplo, la crisis vivida en Colombia o en El Salvador?

En el caso de El Salvador, se produjo un conflicto armado muy intenso, que empezó a finales de los años 70 y se extendió a un acuerdo de paz en 1992. Tuvieron una fuerte guerrilla armada, el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), que acabó convirtiéndose en un partido político, y El Salvador es un país muy pequeño.

Hubo un éxodo masivo a Honduras, Guatemala, algunas personas fueron a Nicaragua pero la gran mayoría se fue de El Salvador a México y finalmente a Estados Unidos.

Es un pequeño país, por lo que, en términos porcentuales, podría ser comparable a lo que estamos viendo en el caso de Venezuela, pero en números totales, no fue tan alto.

Colombia experimentó un conflicto armado interno que realmente empezó en los años 50, así que transcurrieron seis, casi siete décadas, hasta que se llegó a un acuerdo de paz el año pasado. La información del Organismo de las Naciones Unidas para la Migración (OIM) apunta que hubo entre 3 y 4 millones de desplazados a nivel interno por el conflicto armado.

No cabe duda de que hubo un gran éxodo de colombianos a Estados Unidos, Venezuela, a otras partes; pero, de nuevo, hablamos de un periodo de seis décadas; no se puede comparar con la intensidad del éxodo venezolano.

Esos serían los dos grandes ejemplos que podrían ser comparables, pero, desde mi punto de vista, la crisis de Venezuela es, de lejos, la mayor crisis humanitaria y la mayor muestra de migración transfronteriza irregular en la región en 50 – 60 años.

Los venezolanos se topan con cada vez más dificultades para emigrar. ¿Cuáles son los principales desafíos de estos ciudadanos que se ven forzados a dejar su país?

Salen en una situación irregular. Uno de los grandes desafíos es que los países, especialmente Ecuador, Perú y Chile, están cada vez más pidiéndoles que porten pasaporte.

Colombia está pidiéndoles que lleven la documentación adecuada, pero es increíblemente difícil para los venezolanos que no tenían un pasaporte conseguirlo ahora. Hay todo tipo de razones burocráticas o económicas por las que les es difícil conseguir un pasaporte.

Así que se enfrentan a la situación de vivir en otro país sin la documentación adecuada, con dificultades para recibir los servicios que puedan necesitar o esperar. Creo que los países de Latinoamérica están siendo generosos, pero creo que éste es un problema a gran escala, increíblemente profundo, que ninguno de los países están verdaderamente equipados o preparados para gestionar al completo.

Otro punto interesante es que Venezuela tiene una larga relación con el Caribe, por lo que los venezolanos también están emigrando al Caribe, incluso a países vecinos como Curazao o Aruba, que tienen relaciones cercanas con el país.

Pero, como estos países son pequeños, es muy fácil que un pequeño número de venezolanos les desborde. No hay ni siquiera un millón de personas viviendo en Curazao, por lo que si 10.000 o 15.000 venezolanos se presentan a sus puertas, es un peso fuera de lo común y un gran desafío para estos países, incluso más que para otros como Ecuador o Perú, que también enfrentan este desafío.

Tenemos que recordar que esta crisis está afectando al Caribe, Centroamérica, Sudamérica, y ha desbordado la capacidad e incluso la generosidad de muchos de estos países.

Las tensiones han estado aumentando en la región y se han producido diversos ataques contra venezolanos en varios países, el último de ellos en Brasil. ¿Qué reflejan estos ataques del continente?

Bueno, para los países es siempre problemático de repente tener este flujo masivo de emigrantes, que están desesperados por alimentos, trabajo… por lo que puede generar más tensiones con las comunidades locales.

Y eso es lo que creo que está pasando en el caso de Brasil y seguramente también va a pasar en otras partes de la región, a no ser que haya un plan por parte del gobierno federal, de los respectivos gobiernos centrales; y, lo que es más importante, a no ser que haya un plan de la ONU y la comunidad internacional para responder a esta crisis.

¿Dónde está la comunidad internacional? ¿No debería estar jugando un papel fundamental en esta crisis?

Sin duda alguna, no se puede esperar que muchos de los países (de la región) gestionen por sí solos estos problemas. Este es un problema que supera sus capacidades; como he mencionado, los pequeños países en el Caribe, pero también países como Colombia, Ecuador o Perú están lidiando con sus propios desafíos, así que necesitan un apoyo internacional fuerte.

La ONU está jugando un papel pero de momento aún no estamos en la situación en la que se haya declarado esto como una crisis de refugiados. Hemos visto lentos desarrollos en ciertos campos, en procesos de registros, pero aún falta por parte de la comunidad internacional y de Estados Unidos, que tiene que hacer más para apoyar a los venezolanos que huyen realmente por desesperación económica y la represión política en su país. El cierre de espacios democráticos en Venezuela ha contribuido mucho a la desesperación de muchos.

¿Por qué cree que esta crisis no está recibiendo la misma atención que, por ejemplo, la crisis de refugiados en Europa?

Esa es una muy buena pregunta. Creo que es porque no afecta a los países europeos o Estados Unidos de la misma forma que esa crisis… A menudo, (la crisis venezolana) se ve como un problema remoto, también pasa con la situación en África, no está en el foco.

Tengo la esperanza de que la gente preste cada vez más atención a este problema: los europeos, los británicos; sin duda Estados Unidos tiene la responsabilidad de responder. Espero que eso pase.

El gobierno venezolano se ha negado a reconocer que hay una crisis humanitaria en su país y eso también ha limitado la capacidad de la comunidad internacional de proveer la ayuda humanitaria que se necesita para atender estos problemas, y ese también es un factor muy importante.

¿Qué espera que pase si no se producen cambios?

Si nada cambia, las cosas sólo empeorarán y más gente llegará. Por eso es urgente que la comunidad internacional y los países de Latinoamérica trabajen juntos.

Ecuador anunció un encuentro e invitó a otros 14 países para hablar de esta crisis internacional. Ése es un primer paso importante.

La Organización de Estados Americanos (OEA) tiene que jugar un papel también, como organismo político que coordina la respuesta regional y también la ONU.

Todas estas cosas creo que están empezando a pasar, pero para la gente que está desesperada y dejó Venezuela en los últimos dos años la respuesta no llega lo suficientemente pronto. Eso seguro.


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