Mimí Trujillo recuerda que hace más de diez años viajó a Venezuela con Marisol Escobar. Fueron a El Hatillo, donde la artista plástico tenía una casa en la que pensaba pasar sus últimos años. “Había un taller en la casita, pero las cosas se complicaron. El señor que la cuidaba tuvo un accidente y ella tuvo que venderla. Se desencantó. Ahora es una tienda”.

Trujillo, de origen argentino, puede contar aspectos de la vida íntima de la artista porque fue su amiga desde 1978 hasta 2016, cuando falleció a los 85 años de edad en Nueva York. “La conocí en una fiesta, me dijo que quería visitar mi estudio. Le di mi tarjeta y finalmente apareció. Ella había visto mi trabajo en una exhibición en la que participaron muchos diseñadores. A mi esposo le encantaba su obra. Había visto anteriormente lo que ella hizo en la Bienal de Venecia”.

Se refiere a la participación que tuvo Marisol en 1968 en el pabellón venezolano de la exhibición internacional que se organiza en la ciudad italiana.

Fueron tantas las vivencias que a Trujillo se le entremezclan las fechas. Para hablar con seguridad busca una pequeña caja de madera en la que guarda cosas que ella le regaló. “Viajé con ella en 2002 a Venezuela. Acá estoy viendo un papelito que me lo aclara”, dice por teléfono sobre esa oportunidad en la que fueron a El Hatillo.

Además de conocer confidencias, también tiene el registro de todas sus obras, que este año pasaron a formar parte de la Albright-Knox Art Gallery que está ubicada en la ciudad de Buffalo, en el estado de Nueva York, como se informó hace dos semanas.

“Ella había hecho su testamento hace más de 20 años y dispuso hacer esta donación. Quiso que todo su legado terminara en esa institución. Mucha gente especula sobre las razones de esta decisión, pero se debió principalmente a que su galerista de muchos años, Sidney Janis, nació en Buffalo, por lo que tenía una buena relación con la gente del museo”, señala Trujillo. “Además, ahora ese centro cultural recibirá una millonaria donación para renovar su infraestructura. Parte de esos recursos serán utilizados para construir un área dedicada exclusivamente a las obras de Marisol. Fíjese qué bien le salió la idea. No solo van a preservar las piezas, también las van a prestar, así que su trabajo se podrá difundir en otros lugares”, agrega.

La relación de Marisol con la galería empezó a cimentarse hace más de 50 años, cuando en 1962 fue la primera institución del mundo en adquirir una obra suya: Los generales, en la que Simón Bolívar y George Washington cabalgan juntos en un caballo representado en un barril de madera.

El legado de la artista venezolano-estadounidense incluye más de 100 esculturas, 150 obras en papel, miles de fotografías y diapositivas, así como otras piezas que eran de su propiedad.

El apartamento que tenía Marisol en Nueva York también forma parte de la donación, por lo que será vendido para destinar el dinero al museo. Esta institución, se informó en septiembre, también recibirá 45,5 millones de dólares del empresario y coleccionista Jeffrey Gundlach.

¿Pensó alguna vez la artista en legar su obra a Venezuela? “Que yo sepa, no. Fui su amiga y la cuidé durante 10 años. Nunca escuché algo al respecto. Sé que en Venezuela hay muchas obras de ella, pero más nada”, responde Trujillo.

Sobre esas piezas que se encuentran en el país sí sabe que no están en las mejores condiciones. “Hace cuatro años viajé con la investigadora Marina Pacini, quien se encontraba en el proceso de elaboración del libro Marisol: Sculptures and Works on Paper, publicado en 2014. Nos dimos cuenta de que es lamentable el estado de las obras de Marisol en Venezuela. Lo que permanece en los depósitos del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas está muy mal cuidado. Marina lo pudo constatar”.

Trujillo no oculta el regocijo que siente al haber hecho realidad el deseo de su amiga de donar todo su legado al museo de Buffalo. “Estoy muy contenta porque finalmente su obra tendrá una casa. Hay muchos museos, incluso acá en Estados Unidos, que tienen piezas de ella y nunca las han exhibido. Eso es un crimen. Ahora no será así”.

Pero al mismo tiempo, confiesa, siente un poco de tristeza. “Yo le controlaba todo. Ahora su obra, así como la información que minuciosamente tenía registrada, pasará a esta nueva administración. Aún trabajo para entregar todos los papeles. Necesito una secretaria (risas). Son muchas las cosas de las que me tengo que ocupar en este momento. Antes le cuidé la salud y ahora este traspaso. Incluso, el Instituto Smithsoniano acaba de pedir permiso para usar imágenes de las obras inspiradas en políticos estadounidenses como Richard Nixon”.

Marisol es considerada una de las figuras más representativas del pop art, como lo fue Andy Warhol, quien la tuvo en el reparto de algunas de sus películas (The 13 Most Beautiful Girls y The Kiss).

Se le envió un correo electrónico al Museo de Arte Contemporáneo de Caracas para conocer el estado en el que se encuentran las obras de Marisol, pero no se recibió respuesta.

Vínculo con el país

El curador Miguel Miguel García recuerda que el Museo de Bellas Artes de Caracas fue la primera institución del Estado que compró una obra suya. Después el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, bajo la dirección de Sofía Ímber, adquirió para su colección permanente varias esculturas.

De acuerdo con los registros de Mimí Trujillo, entre las obras de Escobar que se encuentran en instituciones públicas venezolanas están Relieve (sin fecha), GAN; Los mercaderes (1965), MAC; Mi mamá y yo (1968), MAC; Pocohontas (1975), MAC; La Virgen, el Niño, Santa Ana y San Juan (1978), GAN; La reina Isabel (1978), MAC; Bolívar (1978), MAC; El avión (1983), MAC; Stephanie Family (1983), Museo Jacobo Borges; Annah (1984), MAC; Picasso (1993), MAC; Niños sentados en un banco (1994), MAC; y Bolívar y Bello (1971), IVIC.

Actualmente en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas se encuentra en exhibición Los mercaderes. Los guías de la institución aseguran que lo demás está en la bóveda. También hay colecciones privadas que tienen piezas de Escobar.


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