Preso político, por ser un agudo escritor, exchavista sin vinculación orgánica con el origen de este desastre, víctima de esos errores que en dictadura no se pueden cometer: dar una pequeña excusa para secuestrarlo. Javier Vivas Santana es un hombre que paga las consecuencias de decir la verdad en medio de una neodictadura del siglo XXI.

Conocí a Javier Vivas Santana en el año 2013, cuando mi ruptura con lo que para muchos ya era una dictadura, y para mi, empezaba a visualizarse como un régimen que decidió desviar su camino para convertirse en la más poderosa traición ante lo que el mismo chavismo profesaba, y con base en lo cual sedujeron a millones de venezolanos durante muchos años.

En medio de un encuentro de Marea Socialista, organización a la que pertenecía mientras viví mi transición hacia el desprecio definitivo a la mentira más grande del siglo XXI, en Parque Central, sala 4, cuando todavía podían usarse esos espacios para cosas irreverentes como encuentros de sectores críticos de izquierda, recuerdo escuchar a Carlos Carcione, maestro de maestros en la ética política, decirme: ahí llegó Javier Vivas Santana, viene de Nueva Esparta, que esté con nosotros hoy es importante, implica que lo que estamos haciendo es polémico. Por cierto, en ese mismo encuentro estuvo Mario Silva, como policía político, observando, tuve el honor de no ser saludado por esa escoria política porque el desprecio era mutuo, gracias a Dios.

Con Javier siempre mantuve un contacto personal, de mucha reflexión, y algunos destellos de acción política. Javier un día decidió organizar un evento democrático en Nueva Esparta de debate con todos los factores, ese es Javier. De la mano de Braulio Jatar, periodista y activista político de la isla, que después sería secuestrado por el régimen durante meses, y hoy ya liberado, organizaron un encuentro donde las figuras estelares serían Maria Corina Machado y mi persona, entre otros. La sapiencia de mi muy querido y estimado Carlos Carcione, estimó que podría ser inadecuado para ese momento asistir y definimos que fuese por mi Gonzalo Gómez, director de Aporrea.

El evento fue muy polémico y trajo mucha propaganda sucia por parte del régimen contra Gonzalo Gómez, que lo único que hizo fue asistir a un acto democrático organizado por Javier, para debatir posturas.

Varias veces fui a la isla de la mano de Javier Vivas Santana, quien organizaba giras de medios y reuniones de organización de lo que sería el embrión de una partido que proyectaba mucha fuerza en su momento, Marea Socialista, cuyo principal error es haber sido muy dogmático en momentos que se necesitaba entender que el país empezaba a cambiar y que se había generado un lógico desprecio por la izquierda, por el socialismo y aún más por el comunismo (esto ya era una semilla prendida por causa de la desgracia que se empezaría a vivir en nombre del socialismo del siglo XXI y el chavismo), y Javier lo sabía.

Sin embargo, Javier, consciente del rol que debemos cumplir quienes pretendemos generar opinión pública, no paró en abrir las puertas a opciones alternativas, de concepción nacionalista, crítica, propositiva, basada en el humanismo, pero absolutamente desprendida de la miseria de lo que hoy representa el chavimadurismo.

Javier, doctor en Educación, magíster scientiarum en Educación, licenciado en Educación Integral e investigador del Instituto Universitario de Tecnología del Mar (campus Margarita), adscrito a la Fundación La Salle de Ciencias Naturales, es un hombre de la academia prestado a la política porque el país así lo ha ameritado, pero también es un hombre de familia.

Al llegar a la isla en una oportunidad, Javier, hombre trabajador abocado a su familia, me recibió con su esposa Olys Velásquez, educadora, que hoy es una luchadora incansable por la libertad de Javier.

Javier, cercado por el régimen tuvo momentos económicos muy duros, desde que nació Punto de Corte contamos con él como un colaborador incondicional, convirtiéndose en uno de nuestros columnistas más leídos, y políticamente siempre ha sido un amigo de MDI, y activista de la Plataforma Nacional de Conflicto de Nueva Esparta, espacio donde fue la última vez que lo vi, en medio de una extraordinaria asamblea que desarrollamos en el estado a finales del año pasado.

Javier, en su afán de luchar por la libertad, se convirtió en un comunicador empedernido, receptor de muchas denuncias, un gocho convertido en margariteño que ha luchado incansablemente por la belleza de una isla única e inimitable, destruida por un régimen que todo lo que toca lo convierte en estiércol. Dentro de esas denuncias recibidas un día, dos fueron motivo de preocupación de Javier, el tema del narcotráfico y el terrorismo en la isla, además de los abusos de poder, la opulencia de los poderosos.

Dentro de un proceso oscuro, aislado, con saña, el secuestro de Javier Vivas se efectúa después de la publicación en su cuenta de Twitter de una foto de una oficial desnuda en un contexto poco claro, denunciando el inicio de una investigación dentro de la GNB, pero también había escrito “I Guerra Mundial bio-político-tecnológica” desnudando de manera anticipada todo lo que hoy estamos viviendo en Venezuela con el uso del bioterrorismo, y anteriormente había denunciado la llegada de unos libaneses a la isla de manera privilegiada en medio de la cuarentena, al final el cargo que se le imputa es “instigación al odio”, el delito de moda en la neodictadura del siglo XXI.

Un elemento claro y determinante, que descarta elementos en el motivo real de su secuestro es que hoy el tuit de la oficial desnuda y la denuncia sigue en el TL de Javier Vivas intacto, por lo que es muy claro que la causa fundamental de su secuestro es el desnudar tenazmente todo lo que desmonta permanente a la neodictadura del siglo XXI, aunque usen como excusa la foto de la teniente de un componente de la FANB absolutamente descompuesto y corroído que en democracia debe ser intervenido y desaparecer.

La única culpa de Javier Vivas Santana es ser un intelectual al servicio de la libertad, y su único error fue darles denuncias al régimen como excusas para su secuestro.

Hoy la vida de Javier está en riesgo, él es el único preso por causas políticas en una cárcel donde retienen a violadores y delincuentes por causas violentas, ha perdido 20 kilos y no le permiten acceso a sus medicamentos y sufre de epilepsias.

No le pido clemencia a la dictadura, pero sí pido a todas las fuerzas democráticas que nos aboquemos al caso de Javier Vivas Santana como un caso estrictamente político, Javier les daba en la médula porque los conocía desde adentro, y tenían que detenerlo, hoy lo han hecho, y solo la presión de todos podrá lograr, junto con el resto de los presos políticos, liberarlo de las garras de la neodictadura del siglo XXI.

¡Libertad o libertad!

@NicmerEvans


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