Menú con creatividad

La mesa suele ser la protagonista de las reuniones navideñas. En ella es toda una costumbre congregar a los afectos para degustar las tradicionales hallacas, el pernil, el ponche y el dulce de lechosa, emblemas de la gastronomía decembrina de este país. Para la chef Mercedes Oropeza –@unavainita en las redes sociales– los tiempos adversos, lejos de amilanar, invitan a revisar la memoria de la cocina venezolana para recurrir a muchas recetas accesibles que evocan los sabores infaltables de la Navidad y que son parte del valioso recetario contenido en el Libro Rojo de Don Armando Scannone. Sugiere, por ejemplo, el plato de pollo pebre, una sencilla preparación de origen español adoptada por la cocina colonial caraqueña, que solo amerita una pequeña cantidad de aceitunas, alcaparras, vino y pasas, estas últimas esenciales para ponerle el toque dulzor característico de la Navidad.

Diciembre es temporada típica de auyama y mandarina, de las cuales puede resultar una rica crema, ideal para la entrada de un menú navideño, explica Oropeza. El mismo pollo pebre o un sabroso bollo pelón relleno de guiso de carne o pollo funcionan como plato principal, para concluir con un postre como la torta burrera, que sabe igual a la emblemática torta negra, o un dulce basado en chocolate, que aún es accesible, por lo que también lo recomienda como bebida caliente que, además, evoca un sabor de infancia. El ponche, consumido tradicionalmente en esta época, puede prepararlo, además de la leche líquida completa, recurriendo a un sobre de flan, una mezcla en polvo que ya contiene huevo y  azúcar, ingredientes que no necesitará adquirir.

El dulce de lechosa es el postre tradicional de la época, pero existen otras opciones para sorprender en la mesa, aún con un presupuesto limitado. El chef Luis Ascanio, director del proyecto gastronómico Agua de maíz con el que fomenta la cocina vernácula venezolana –@aguademaiz en las redes sociales– sugiere la preparación de los buñuelos de apio bañados en melado de papelón, una práctica receta que solo requiere sancochar los tubérculos, al término de quedar blandos, no puré;  agregar un huevo entero, dos o tres cucharas de melado de papelón (para un kilo de apio), una pizca de sal y la especia de su gusto, como canela, que evoca la Navidad, o la nuez moscada. Con esta masa firme se forman bolitas que pueden ser degustadas con o sin freír. Complete con un baño de melado de papelón, un toque de jengibre cortado o azúcar pulverizada con nueces trituradas y canela, esparcida como lluvia de nieve.

La hallaca, plato navideño venezolano por excelencia, puede ser remplazada en la mesa por alternativas más sencillas, pero igual de sabrosas, tales como los bollitos tipo navideño, que no necesariamente lleven el emblemático guiso, sino que la masa sea sazonada con caldo de pollo o carne, pasas y aceitunas, en caso de tenerlas, unida a un sabroso sofrito en el que se lucen ingredientes como los ajíes,  las alcaparras y la cebolla, en un medio graso como manteca de cochino o mantequilla derretida con ajo.  “En esta Navidad la gente debe tratar de ser consciente de que tenemos un monto de cosas difíciles que superar pero, en medio de todo, también se puede crear, pasar un rato agradable con la familia, y sorprender a la gente con estos platos”, agrega Ascanio.

Presentes con impronta nacional

“La verdad es que al venezolano le gusta mucho tener un detalle con las personas que durante el año le ayudaron, le gusta dar un regalo a la secretaria del banco, a la maestra de sus hijos, a los abuelos. La situación económica está más apretada que nunca, pero aun así he visto como gente de diferentes estratos sociales se las ingenia para dar un detalle en una fecha importante a esa persona especial y la Navidad no es la excepción, al contrario”, asevera Rebeca Moreno, quien desde su cuenta en las redes @mamaconglamour, promueve alternativas de emprendimiento venezolano. Insiste en que todo consiste en organizarse y buscar opciones que se ajusten al presupuesto.

Para los niños existen infinidad de obsequios. Moreno sugiere, por ejemplo, pijamas con motivos decembrinos confeccionados por la marca Romeo y Julieta -@romeyjulietabycml en Instagram–, una opción que considera ideal para que los pequeños duerman la noche de Navidad y el resto del mes. Este emprendimiento también ofrece ropa infantil, muchos de los diseños inclusive con detalles elaborados a mano, hasta la talla 12. Un regalo muy útil para las madres y para las niñas son los lazos para el cabello obsequiados en una caja decorada. Sugiere los diseños originales confeccionados por las marcas venezolanas Tulazo (@tulazocom), Flamingo Lazos (@flamigolazos) y Fucsia Complementos (@zunimarm26), también los portalazos de la marca Julia Caripa Desing (@juliacaripadesign), que resultan muy útiles para decorar y organizar.

Regalarle a un bebé puede convertirse en un reto a la creatividad, pero como experta en el tema, Moreno asegura que existen muchas alternativas, aunque se decanta por aquellas alusivas a la época. Aconseja revisar las opciones de la marca de emprendimiento nacional Carrusel (@carruselbyzubi), que tiene baberos, vestidos para niñas y sujetadores de chupón, además de otra iniciativa conocida como Baby’s Chic (@reynajgimenezh) que ofrece banderines, edredones y sabanas para el cuarto del bebé con diseños navideños.

Hay muchas razones para regalar a pesar de las dificultades y para seguir buscando, en la medida de sus posibilidades, la manera de tener un gesto bonito con el compañero, el vecino, el amigo o el familiar, afirma. Para los compañeros del trabajo, por ejemplo, sugiere  detalles originales como llaveros coloridos con mensajes positivos. “Amo los llaveritos de Caída del Cielo, en Barquisimeto (@caidadlcielo en Instagram). Son un detalle accesible y diferente. La misma marca ofrece los atrapasueños, que me parecen un regalo fuera de lo común y con un significado especial”, agrega.

Época de encuentro

La época decembrina, a pesar de la alegría, siempre trae algo de tristeza y melancolía, pues, al igual que los cumpleaños, recuerda que el tiempo ha pasado, que las cosas han cambiado o aquel pariente o afecto que ya no está. “Quizás eso se intensifique en este momento del país, pero lo primero es considerar que los sentimientos negativos no se deben evitar necesariamente, son parte de la vida, son válidos y resulta sano darles un espacio, lo que significa dedicarles un tiempo pero no demasiado, asevera la psicóloga Ana Gabriela Pérez, directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica Andrés Bello.

Para la especialista, el foco no puede ser puesto en mantener las cosas como eran porque no lo son. “Intente hacer un inventario de lo que tiene ahora y de lo que pudiera extrañar en el futuro. Es poner atención en la otra parte que a veces se olvida, este momento de hoy  que tiene elementos, personas que nos rodean, algunas faltan pero otras están aquí, tenemos actividades que aún podemos hacer, tradiciones que podemos cumplir, quizás son menos cosas las que existen para disfrutar, pero las que tenemos hay que disfrútalas más intensamente”, aconseja la experta.

Pérez, que además dirige el grupo de ayuda psicológica a ciudadanos Psicomóvil, enfatiza la importancia de hacer gestos altruistas y tener un contacto auténtico con el prójimo; esto da sentido a los actuales momentos y hace que las personas recuperen o reconstruyan el sentido de la Navidad como una época de caridad, de encuentro, de alegría por poder estar aquí vivos y, en la medida de sus posibilidades, ayudar al otro.

Difícil, imposible y hasta humillante pudiera resultar la idea de reencontrarse con algún familiar o amistad con quien haya discutido o simplemente se haya distanciado por diferencias políticas. Pérez lo propone incluso como un ejercicio llamado “más allá de la política” o “más allá de los tiempos que vivimos”, con el que se busca identificar a esa otra persona, invitarle un café e intentar el diálogo sobre temas afines, recuerdos, anécdotas, más allá del aspecto que los ha distanciado. “Hay que hacer un esfuerzo, no es fácil, pero pudiera ser un regalo de Navidad”.

 Para el sacerdote Edduar Molina Escalona, párroco de la Catedral Basílica Menor de Mérida, la época de crisis vivida es momento propicio para tomar iniciativas y enmarcarse en un nuevo estilo de vida, que ya no es de mucha comida o de comprar regalos, pero sí de procurar, por ejemplo, visitar a un familiar que hace mucho que no ve, reunir a los niños de la cuadra y hacer juntos un pesebre aunque sea muy sencillo, con materiales desechables, o adornar junto a los vecinos las calles con lo que se tenga a mano.

No son pocos quienes faltaran a la mesa por estar lejos de casa y familiares. “Considero que en estos tiempos que hay tantos hijos fuera del país nada mejor que tener un momento espiritual  con ellos; aunque no están físicamente, mantenerlos presentes. Un gesto muy bonito es colocar sus nombres en el árbol de Navidad en lugar de bambalinas y adornos. En la catedral colocamos papeles con los nombres de cada hijo o familiar que está fuera del país y se ora por esa persona, para conectarse espiritualmente y acercarse al amor.

“En lugar de vivir las navidades apegados a cosas materiales que quizás se terminan y desgastan, creemos verdaderas amistades y lazos familiares que después nos fortalecerán en medio de las dificultades. Que esta Navidad lo más importante no sea si puedo o no hacer las hallacas, sino sentarme con mi familia a compartir aunque sea un pedazo de pan o una galleta, pero con la alegría y felicidad de estar juntos”, enfatiza.


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