Podría ser extraño pensar que en esta época en la que las aplicaciones, los teléfonos celulares y la tecnología les hacen la vida más cómoda a las personas y les resuelven –quizás en exceso– los problemas, reaparezca un personaje como MacGyver.

Recordado en la serie de televisión de 1985 como un avezado agente que aprovechaba más su cerebro que su fuerza física para salir ileso de misiones peligrosas, el personaje no solo llamó la atención por no disparar un arma en los episodios del programa, sino por convertirse en el apodo que hacía referencia a quienes en esa época resolvían los problemas más con un cierto ingenio inocente que con un rigor científico.

Ese “Maguiver” era capaz de arreglar todo en el hogar, el que le encontraba el daño o “daba con el chiste” durante una compleja revisión mecánica o descubría nuevas funciones –insólitas o extrañas– de cualquier artefacto.

Pero en realidad, MacGyver fue uno de los personajes más queridos de la televisión de la década de los ochenta, en la que los héroes eran más cercanos a las personas del común.

Richard Dean Anderson, el actor original, debe estar sintiendo un aire de tranquilidad al ver que su legado y, posiblemente, el personaje que lo encasilló en el universo de la nostalgia ahora queda en manos de Lucas Till: este muchacho de 27 años de edad es el nuevo MacGyver, que acaba de estrenar su primera temporada los jueves, a las 10:00 pm, por Universal Channel.

Till, quien dejó los superpoderes que adquirió en la saga cinematográfica de X-Men gracias al papel de Havok, es ahora un MacGyver con mayor desparpajo del que planteaba Anderson y que intenta arrastrar a esa audiencia que no compartió (o no conoció) los 139 episodios de la producción original.

“La palabra MacGyver ya hace parte del diccionario; es casi como un verbo con el que muchos se divirtieron en su momento (…). No es irracional pensar que a esas personas les gustaría verlo de nuevo haciendo sus trucos”, dijo Till.

Pero el reto es duro y la mochila (objeto infaltable de este héroe televisivo) resulta un poco más pesada para un actor que tiene que respetar la esencia de la serie y, a la vez, edificar su propio estilo.

“Tengo que aparecer en pantalla como un ser encantador y gracioso, cosas que uno no siempre es en la vida real, pero ese es el tono de cada episodio y siento que ha sido increíble”, recalca.

Uno de los aspectos más interesantes es que no es un héroe violento, no tiene armas y no refleja sentimientos grises o negativos en su dinámica. “Es bueno ser parte de este ensamble, asumir un rol como al estilo James Bond y emocionar a mi papá”, asegura Till, ya que su progenitor fue el que se puso más feliz cuando le dieron el papel.

Ahora el protagonista puede darse por bien servido, pues la serie obtuvo luz verde para una segunda temporada y espera mejorar los trucos para ganarse del todo a un público mayor al que en su momento tocó Richard Dean Anderson.

Hasta el momento, la crítica ha sido tibia con la serie. Ha reconocido una mejora en el ritmo, pero los expertos sienten que esta versión juvenil del ícono de la recursividad necesita tener más callos en las manos para meterse de lleno en las botas del personaje.


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