Crisis en el país frustra la emoción del acto de grado

La emoción que provoca asistir al acto de grado y celebrar la etapa final de los estudios univesitarios con toga y birrete dejó de ser prioridad para los estudiantes venezolanos, en medio de la ola migratoria que enfrenta Venezuela por la crisis económica, política y social.

“De un promedio de 100 graduandos, se fueron 60 personas, poco más de la mitad. La razón por la que muchos no asisten al acto es que ya no se encuentran en el país”, dijo para El Nacional Web un trabajador de la Universidad Santa María (USM), que prefirió no revelar su identidad.

Otros, menos avanzados en su carrera, generalmente deciden esperar y seguir adelante hasta graduarse.

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“Los que están alrededor del sexto semestre en adelante, sí tienen la voluntad de continuar y terminar la carrera. Pero apenas terminan, se van. No esperan el acto de grado”, agregó.

Hay alumnos que no necesariamente se van del país, pero tienen otra razón para dejar la carrera. Una de ellas es por el descontento con algunas materias o porque prefieren buscar en otras áreas.

Los aumentos de la matrícula también han hecho que algunos detengan los estudios. En 2017 varios estudiantes protestaron el día de la inscripción tras saber que se les cobraba más de lo que indicaba la información publicada.

Para ese entonces, las autoridades tuvieron que ofrecer un crédito a los alumnos por lo que se les permitió pagar 50% del precio de inscripción y el resto dividido en las cuotas correspondientes.  

La larga espera

El tiempo que se tarda el acto de graduación se hace eterno para muchas personas que aspiran buscar oportunidades laborales fuera de Venezuela.

Esto se debe, entre otras razones, a los trámites para la entrega de los títulos universitarios, que no solo dependen de la casa de estudios. También ha habido retrasos desde el propio Ministerio de Educación.

“Dependemos del Ministerio de Educación. Apenas terminan los alumnos, empieza una auditoría, se pasa por varios procesos que incluyen a los profesores del último semestre y las autoridades. Cada proceso lleva varios días hábiles”, indicó una empleada de la Escuela de Comunicación Social de la USM.

Un estudiante del décimo semestre de la misma institución explicó que no esperará el acto por el tiempo que se tarda.

“No creo estar en el país para el acto. Espero irme a Estados Unidos o Portugal”, declaró el joven de 22 años de edad.

Los actos de graduación suelen tardarse entre 7 meses y casi 1 año.

En promociones de varias carreras hubo una alta inasistencia al acto de graduación en la USM, a excepción de Farmacias. Al último acto acudieron 48 alumnos, de una lista de 52 graduandos.

La crisis política, económica y social

Aunque no es la razón principal para ausentarse del acto, la situación económica impide a algunos participar por los gastos del paquete de graduación, que incluye toga, birrete y fotografías.

“Yo prefiero retirar mi título por Secretaría, no puedo pagar los paquetes porque tengo bajos recursos”, indicó un estudiante de Derecho.

Un estudiante de la Universidad Católica Andrés Bello decidió irse a Colombia sin finalizar la carrera tras vivir en carne propia la inseguridad.

“Como muchas personas, he sido víctima del hampa. Me han robado dos veces a mano armada, mi familia ha corrido peligro, tengo un primo que fue secuestrado”, afirmó.

Además, conseguir la comida se le hacía cada vez más cuesta arriba.

Su experiencia en Comunicaciones le ha abierto las puertas para trabajar en el área.

“Yo me desempeño en audiovisual y no es común que me exijan el título. No me ha pasado”, dijo el estudiante, que reside actualmente en Bogotá.

Terminar o no terminar

Otro estudiante de Comunicación Social de la UCAB coincide en la importancia de terminar la carrera para aspirar a mayores ingresos y oportunidades laborales. Sin embargo, la inestabilidad económica y social del país le hizo tomar la decisión de no esperar el acto de grado.

“La educación es fundamental, pero tu vida tiene más prioridad, tu seguridad. La insuficiencia del salario mínimo integral no te deja vivir”, agregó Adrián Suárez, cursante del décimo semestre.

En muchos casos un representante, familiar o allegado al estudiante, se encarga de retirar personalmente su documentación a través de un poder notariado como ha ocurrido en la USM durante los últimos meses.

“Con un poder no hay problema, de hecho, el poder se pide para el retiro del título. De resto se pueden retirar papeles, como notas certificadas, por medio de una autorización simple. Pero para el título es solo con el poder notariado, aunque en varios casos lo dejan para varias cosas”, dijo una fuente ligada a las auditorías.

Una trabajadora de Planeamiento Estudiantil indicó que en 2017 aumentaron las solicitudes de retiro de papeles por aquellos alumnos que decidieron abandonar la carrera.

Por otro lado, están las peticiones del programa de estudios, pensum y notas certificadas por parte de los egresados, documentos que normalmente se le entregaban al estudiante en cuestión de días, pero ahora tardan meses debido a la alta cantidad de solicitudes.

Además, estos documentos son solicitados con mayor frecuencia actualmente por aquellos estudiantes que deciden revalidar para culminar sus estudios fuera de Venezuela. Algunos de los países más mencionados para cumplir este objetivo son Colombia, Argentina y Chile.

La deserción estudiantil se suma a la renuncia de docentes, que por los bajos salarios deciden retirarse de las instituciones educativas.

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