Jesús Silva Fernández pisa el aeropuerto de Maiquetía el 29 de enero exactamente a las 7:00 pm. El ahora ex embajador de España en Venezuela llega rodeado de varios guardaespaldas y su personal.

Silva es un hombre corpulento: alto, robusto pero de rostro agradable. Es amable con los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana que custodian el área de registro, quienes enseguida lo detienen y cuestionan al verlo llegar con su séquito de al menos 10 personas. Sonríe, se explica y sigue su camino.

Con pasos firmes, se acerca a las taquillas de AirEuropa, única línea en funcionamiento ese lunes en la noche en el aeropuerto internacional y pasa a confirmar su pasaje y registrar sus pertenencias para salir de un país que no está seguro de volver a ver.

Lo acompaña su mascota, un fiel poodle que lo sigue desde el área de registro de maletas hasta el de los animales. El canino pasea contento por las emblemáticas rayas de Carlos Cruz Diez, sin tener la menor comprensión de lo que representa estar allí ese día.

Es la primera vez que un embajador español es expulsado de un país desde 1958, cuando Fidel Castro decidió despedir a representantes extranjeros de Cuba.

“Seguro que esta medida no es irreversible. Lo que no sé es cuánto tardará en revertirse. Tendremos relaciones plenas cuando la situación lo permita”, admite no sin cierta decepción.

A pesar de llevar años como representante de relaciones diplomáticas de su país en otras naciones latinoamericanas y caribeñas (Panamá, Jamaica, Bermudas y las Antillas), Silva aún no parece acostumbrarse al calor.

Enfundado en su traje azul y su camisa clara de rayas, suda tanto que debe sacar un abanico para refrescarse en el aeropuerto con aire acondicionado.

Se ríe ante los comentarios de sus acompañantes al respecto y hace caso omiso a lo demás. Aunque trata de no dejarse afectar por lo que su presencia significa en ese aeropuerto admite que la intención de España nunca ha sido llevarse mal con Venezuela.

“Creemos que los gobiernos tienen que estar a la altura de sus poblaciones y de sus ciudadanos. Y los venezolanos y españoles exigen que se entiendan entre sí. Ellos son los que dictan”, dice con tono seguro.

Estuvo 10 meses como representante de España en Venezuela, muy poco tiempo, considera, pero el suficiente para hacerle sentir el aprecio de un país que alberga cerca de 200.000 emigrantes españoles que son tratados sin distingo y con familiaridad.

“Han sido 10 meses donde he sentido el afecto y la hospitalidad del pueblo venezolano. He sentido relaciones profundas que se han creado en Venezuela. Pude comprobar como España es querida y es sentida acá”, expresó  en una entrevista exclusiva para El Nacional Web.

Un trato que el gobierno ha negado durante los últimos años a España debido a la presión que ejerce en el exterior para “restaurar la democracia en Venezuela”. “Nosotros seguiremos siendo respetuosos con Venezuela. Al señor presidente siempre lo hemos tratado con respeto y vamos a seguir haciéndolo”, asegura.

Una sociedad, sin embargo, que no dejará de recibir el apoyo y consulta de los españoles. “La embajada seguirá funcionando normalmente, pero ahora sin embajador”, admite con un poco de pesar. “El consulado va a seguir funcionando y los españoles van a tener todos los servicios que necesiten por parte de la embajada”. Tampoco trabajará en las relaciones con el país al llegar a España.

Silva no ha sido mudo, al igual que su país, ante la situación venezolana. En reiteradas ocasiones denunció los casos de injusticia en Venezuela, en donde vio de primera mano la situación.

“Vamos a seguir trabajando como hemos hecho hasta ahora, sobre todo para la reconciliación de los venezolanos, para que haya una vida que permita la prosperidad para todos y puedan respetarse los derechos de todas las personas”, expresa con contento, a pesar de la situación que lo trae hoy al aeropuerto de Maiquetía.

Silva continúa con su registro y se prepara para dentro de pocas horas abordar un avión en paz, sin importar las circunstancias anteriores. “Los embajadores no van a estar, no por culpa de España sino de Venezuela que no está justificada”.


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