Venezolana tuvo a su bebé cuando buscaba alimentos en frontera con Colombia

En el área de Neonatos del Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem), de Cúcuta, se recupera sin contratiempos una bebé que nació a pocos metros del puente internacional Simón Bolívar, ubicado entre Colombia y Venezuela, cuando su madre, de nacionalidad venezolana, aguardaba en las calles del municipio Villa del Rosario para reclamar un plato de comida.

La emergencia, que fue atendida por el personal de la Cruz Roja y la Policía Nacional, se presentó sobre el mediodía de este miércoles a las afueras del hogar de paso de la Divina Providencia, donde la iglesia católica reparte unas 1.500 raciones de comida a diario a niños, mujeres y ancianos venezolanos con el estómago vacío.

Entre los migrantes, que deben esperar hasta una o dos horas para conseguir su ración de alimentos, estaba Mirianni Amarilis Mendoza, la venezolana que en ese momento empezó a sentir los dolores previos al parto.

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“La mujer se encontraba haciendo una fila a las afueras del hogar de paso para reclamar un plato de comida y entró en trabajo de parto. Desde la calle fuimos avisados de la situación y nuestro equipo reaccionó rápidamente atendiendo a esta migrante. Lo primero que hicimos fue solicitar el apoyo de ambulancia, que llegó al instante. Mientras la subíamos al vehicula, la señora dio a luz”, relató Manuel Antolinez, vocero de la Cruz Roja y coordinador del Centro de Atención Transitoria al Migrante (Catm).

Este nacimiento ha servido como un bálsamo en medio del drama humanitario que se vive en la frontera, donde transitan unos 35.000 ciudadanos a diario, a quienes la situación de desabastecimiento de Venezuela los obliga a cruzar la línea divisoria en busca de alimentos y medicinas.

Foto cortesía de la iglesia católica.

Inicialmente, la mujer fue remitida a un centro asistencial del municipio de Villa del Rosario (Norte de Santander), que colinda con la población venezolana de San Antonio, pero horas después el Huem aceptó su remisión para que la recién nacida recibiera los cuidados necesarios.

“Esta es una historia que nos llega de mucho orgullo poderla contarla, porque aquí vemos ese rostro vulnerable de todo este drama. Por fortuna estuvimos ahí y siempre seguiremos pendientes de las personas, aunque a veces se sientan solos (…) Pero lo que nos entristece es que cuando le dimos pañales y ropa a la bebé, nos dimos cuenta que en el hospital hay muchas mujeres extranjeras en su misma condición”, puntualizó el padre José David Cañas, encargado del comedor comunitario.

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