El ex presidente de Odebrecht Marcelo Odebrecht, condenado a treinta y un años de prisión en el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil, abandonó la cárcel en donde estuvo recluido dos años y medio tras beneficiarse de una medida que le permite seguir purgando la pena desde su casa.

El que fuera el principal dirigente de la mayor constructora de Brasil y de una multinacional con negocios en decenas de países salió de las celdas de la Policía Federal en la ciudad de Curitiba. Escoltado por agentes de la policía, el magnate fue conducido inicialmente a un foro judicial en Curitiba para una sesión con un juez federal en el que fue informado de las condiciones que tendrá que cumplir.

En el mismo despacho los funcionarios judiciales le colocarán a Marcelo Odebrecht una tobillera electrónica para que la justicia pueda fiscalizar sus movimientos y vigilar que no salga de su residencia. El dispositivo controlará los pasos del ex poderoso ejecutivo por los próximos siete años y medio según un acuerdo que obtuvo con la Fiscalía a cambio de ayudar en diferentes investigaciones sobre las corruptelas cometidas por la constructora. El acuerdo de colaboración con la justicia también obligó a Marcelo Odebrecht a pagar una multa de 73,3 millones de reales, lo que resulta en unos 22,2 millones de dólares.

Además de ser una de las principales implicadas en el gigantesco escándalo de corrupción por los desvíos en la petrolera estatal Petrobras, la constructora Odebrecht es investigada por los sobornos que pagó a dirigentes públicos en decenas de países para adjudicarse contratos. El acuerdo judicial prevé que el ejecutivo permanezca recluido en su mansión por los dos próximos dos años y medio, al final de los cuales tendrá derecho a pasar al régimen de prisión semi abierta, con lo que podrá salir de día para trabajar pero tendrá que dormir todas las noches en casa. Al final de este período, tendrá que cumplir otros dos años y medio de prisión en régimen abierto, para un total de 10 años.


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