El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva marcó distancia con la forma de gobernar del ex presidente venezolano Hugo Chávez en un discurso en el que ratificó su intención de competir en las elecciones de octubre de 2018. “Una de las diferencias que tenía con mi compañero Chávez era que me parecía que él no respetaba tanto como yo las instituciones”, aseguró.

Dijo que nadie es insustituible, “por eso siempre creí que las instituciones sólidas garantizan la continuidad del proceso democrático”, afirmó.

“Cuando sea declarado inocente seré candidato”, dijo Lula en Brasilia un día después de que un tribunal anunció que lo juzgará el 24 de enero en segunda instancia en el marco de la causa penal en la que fue condenado a nueve años y medio de cárcel por el juez anticorrupción Sérgio Moro, de Curitiba. El magistrado lo señaló por recibir un apartamento tríplex en el balneario de Guaruja en Sao Paulo a cambio de ayudar en la obtención de contratos de Petrobras.

De acuerdo con la legislación brasileña, una condena ratificada en segunda instancia le impediría aspirar a cualquier cargo electivo –y lo enviaría a prisión–, lo cual acabaría con sus intenciones de postularse otra vez a la presidencia.

Bromeó con el asunto y dijo que, si fuera por él, dejaría el juicio para bien después de las elecciones de octubre, pues en caso de ser elegido presidente, las causas en que está implicado solo serían juzgadas una vez que acabe su mandato. No obstante, aclaró que no se trataba de una estrategia para ocultar sus culpas ni evitar enfrentar a la justicia brasileña. “Lo que quiero es que reconozcan mi inocencia”, apuntó.

Advirtió que sería irresponsable que se piense que desea volver a gobernar el país para escapar de la justicia. “No quiero ser candidato por ser candidato. Y no quiero ser candidato si fuera culpable. Sería irresponsable estar peleando una candidatura para ocultar alguna culpabilidad”, sostuvo Lula, que agregó que ahora mismo solo está dando la pelea por su inocencia y que lo hará hasta las últimas circunstancias.

Cacería. El ex mandatario brasileño denunció un pacto diabólico para impedir que vuelva al poder. Insistió en que los siete procesos penales en los que responde por supuesta corrupción son producto de una persecución política y mediática, que tiene como objetivo impedir que vuelva a gobernar, una posibilidad que hasta ahora dan como cierta todas las encuestas de opinión, las que lidera con cierta holgura.

Lula cargó con vehemencia contra quienes califica como sus acusadores: “El gran crimen cometido en este país fue el pacto diabólico entre el Poder Judicial, el Ministerio Público Federal, la Policía Federal y la prensa. Está en marcha una acción política mucho más fuerte que la acción jurídica”.

Instó a los miembros del partido que ayudó a fundar en 1980 a reaccionar contra este escenario que se le plantea. “Si alguno de nosotros piensa que va a sobrevivir estando quieto, pues se puede quedar quieto, pero no va a sobrevivir”, afirmó.

Tras la reunión con los parlamentarios del Partido de los Trabajadores, Lula se dirigió a un acto organizado por recolectores de basura dedicados a reciclar los desechos, un colectivo al que recibió cada fin de año en el palacio presidencial de Planalto mientras estuvo como presidente.


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