El partido político oficialista Alianza País, en el poder desde 2007, destituyó al presidente ecuatoriano Lenín Moreno de su cargo al frente de la formación y nombró en su lugar al ex canciller Ricardo Patiño, una de las figuras más poderosas del correísmo. Además el partido izquierdista convocó al ex presidente Rafael Correa a regresar al país.

“Moreno se ha alejado del proyecto político, es un enemigo de la revolución ciudadana”, argumentó el ex ministro de Exteriores Ricardo Patiño durante la rueda de prensa en la que el movimiento anunció su destitución.

La vicepresidente designada de Ecuador, María Alejandra Vicuña Muñoz, señaló el sábado que la fractura era inevitable.

José Serrano, presidente del Parlamento, afirmó que la destitución de Moreno supone una violación de la Constitución ecuatoriana y del régimen democrático. Recalcó que la decisión no pasó por la Comisión Ética del partido y censuró la designación de nuevo presidente.

Mientras se dilucida la situación legal, la fractura ha llegado al grupo parlamentario, los correístas votaron con la oposición para exigir al secretario de Educación Superior que dé explicaciones sobre el mal funcionamiento de varias universidades.

Un mero trámite que deja al descubierto la situación que puede llegar a afrontar Moreno a partir de ahora, con solo 44 diputados leales, de los 74 del grupo parlamentario. El resto se dividen entre una veintena de seguidores de Correa y una decena de indecisos.


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