En el Estadio Universitario de Caracas la temporada de beisbol comenzó con nuevos sabores: choripanes y ceviches. Los primeros los ofrece El Negro, nombre del foodtruck de Food Factory, empresa de catering creada por los cocineros  Juan Hernández y Luis Lares en 2014, al que poco tiempo después se unió el chef Víctor Moreno. Los segundos Ceviche Bar, emprendimiento de Gabriel Madrid que ya cumplió cinco años y que da nombre al kiosco de madera que ofrece el plato peruano.

“Quienes asistían a los eventos públicos y privados en los que ofrecíamos estas prepaciones nos sugerían llevarlas a locales comerciales”, recuerdan Hernández y Madrid, que no dejaron de hacer las gestiones necesarias antes de darse cuenta de que no era fácil.

Dos ofertas distintas les abrieron el camino para llegar al estadio sede de los equipos Leones del Caracas y Tiburones de La Guaira, y ocupar un espacio en la “calle del hambre” que allí funciona.

“Llegamos poco después de terminar la remodelación del camión”, asegura Hernández antes de explicar que el vehículo fue adquirido por Domingo Alfonzo, uno de los cinco socios, todos cocineros y egresados del Centro de Estudios Gastronómicos. Ahora está equipado con hornilla, cocina a vapor, grill y dos tanques de agua, y una pantalla que permite a los fanáticos seguir el juego mientras comen.

 Madrid, por su parte, destaca la ayuda prestada por un amigo carpintero para la construcción del kiosco de madera en el que instaló las dos barras que requiere para la línea de producción –a la vista del público y protegidas por un vidrio–, el fregadero y la  parrilla.

¿Menú? El Negro ofrece tres choripanes –el Italiano,  con chorizo de hinojo, salsa de tomate rústica, mayonesa de pesto y queso de año; El Parrillero,  con chorizo de ajo, pico de gallo y mojo playero, y El  Gallego, con chistorra, peperonata con ají dulce y mayonesa de ajo– y muy pronto ampliará la oferta. Lo dice Hernández quien no deja de mencionar la calidad del pan con el que trabajan –de Pan Alemán– y la de los chorizos de La Monserratina.

La oferta de Ceviche Bar está compuesta por cuatro preparaciones tradicionales. Tres de ellas –Clásico, Limeño y Vanguardia– se elaboran con róbalo; para el Nikkei, que lleva pasta de aguacate y  salsa Ponzu, se usa atún rojo.  “Todos se aderezan con cebolla morada, ají dulce y cilantro”, agrega Madrid, que utiliza otros ajíes, como el limeño y el rocoto, para diferenciar los sabores  de estos platos. ¿Más? Los de creación propia, lista en la que se reúnen el Amazónico, con limón mandarina, crocante de hormiga limonera y de mapuey –“productos que comercializa en Caracas la Fundación Sabores Aborígenes”–, Cacaotero, homenaje al trabajo desarrollado por la chocolatera María Fernanda Di Giacobbe, con nibbs y topping de cacao, y Mixto, que combina róbalo con camarón, calamar y pulpo. “Pronto agregaré al menú anticuchos de corazón de res y causa limeña, que ofreceré como pasapalo”.


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