La ola de frío siberiano que atraviesa Francia mantiene en alerta a las autoridades después de que el inicio de las bajas temperaturas haya causado ya la muerte de dos personas.

El cuerpo de un indigente, de 35 años de edad, fue encontrado ayer en Valence, en el sureste del país, después de una noche en la que los termómetros marcaron hasta -3 grados en esa ciudad.

Otro hombre, de 62 años de edad, fue hallado muerto el pasado viernes en la cabaña en la que vivía en un bosque de Yvelines, al oeste de París, también como consecuencia del frío, acentuado ahora por el viento que llega del noreste y que se espera que alcance temperaturas de hasta -10 grados.

Debido a esta ola de frío, bautizada como «Moscú-París», el servicio de previsiones meteorológicas Météo France mantuvo tres departamentos del sureste del país en alerta naranja (nivel tres de cuatro).

Ya la semana pasada, Météo France afirmó que aunque estas temperaturas son normales en medio del invierno, se trata de un fenómeno «relativamente excepcional» a estas alturas del año.

En el marco del llamado plan «Gran Frío» se han abierto más de 3.100 plazas de acogida temporales para las personas sin protección, de las cuales 500 se encuentran en París.

En apoyo a estas personas, cerca de cincuenta políticos de la región de Île-de-France han anunciado que pasarán la noche del miércoles en la calle para denunciar esta «situación inhumana».

En París, casi 3.000 personas duermen en la calle, según el Ayuntamiento, lo que supone una cifra «insoportable» para el primer adjunto de la alcaldía, Bruno Julliard, que aseguró el pasado 21 de febrero que las medidas llevadas a cabo hasta ahora, aunque numerosas, son «insuficientes».

La última ola de frío similar tuvo lugar en Francia en 2005, entre finales de febrero y principios de marzo, un momento en el que se llegaron a alcanzar los -15 grados en lugares como Romorantin, en el centro del país. 


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