«El umbral entre humor y burla es la puerta de Miraflores»

—¿Es un error reírse de Maduro mientras destruye el país?

—Maduro es el error. Reírse casi nunca es un error.

—¿Lo insólito nacional?

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—Que haya chavistas que no ven que este modelo ya no es rentable ni para ellos.

—Herman Escarrá dice que en el Perú no están a la altura de Maduro porque “es un estadista muy querido en Venezuela”…

—No hay mecate que aguante el peso de ese halón.

—¿Es risible la adulancia?

—Si lo patético es risible, sí; pero es una risita penosa, casi de lástima.

—¿Cómo  generar guasa en esta tragedia nacional?

—Asumiendo que la guasa es un derecho humano, entonces la guasa es una lucha igual que cualquier otra. Dejarse quitar la risa es dejarse quitar la respiración más humilde que tenemos.

—¿Una salida jocosa ante las colas y la escasez?

—Ver VTV, no es tan jocoso pero ellos creen que dibujar un país donde no las hay es una salida.

—¿Se ha transformado el humor en Venezuela?

—El humor va de la mano con el ciudadano; el ciudadano se transforma en superviviente y el humor lo sigue. Nótese que no dije sobreviviente, esto es un naufragio.

—¿La cómica más seria?

—Haber propuesto unas megaelecciones, aunque no las aprobaron por ahora, es una forma burlesca de decirle al país que ya no les importa nadie. Quizás aprovechen y eligen también el próximo culpable de su ineptitud.

 —¿Una gracia convertida en morisqueta nacional?

—De Barrio Adentro a la gente muriéndose por falta de medicinas; pero no salió una morisqueta, salió algo mucho peor de esa gracia.

—¿Cuál se ha tornado más cómico: el petro o el bolívar fuerte?

—No seamos injustos, el bolívar fuerte tiene toda una carrera en esto de volverse etéreo; hay que darle chance al petro para que caliente y agarre impulso antes de empezar a dar risa.

—¿La comedia de la revolución?

—Tener que adoptar tonos grandilocuentes parados sobre la miseria. Es una comedia de contraste, paradoja pura.

—¿De la oposición?

—Su velocidad de respuesta, es comedia en cámara lenta. El uso de la palabra unidad a veces también es farsesco.

—El régimen alega que la crisis humanitaria denunciada es pura comedia…

—Bueno, hay gente que se ríe con todo, incluso de la muerte. No me anoto allí.

 —¿Qué tiene de cómico la creciente emigración?

—Que es el argumento más claro en contra del comunismo: no hay balseros yendo para Cuba o Corea del Norte, no hay colas en la frontera de colombianos para entrar ahorita, que hable de datos de bienestar todo lo que quiera. La emigración es el chiste que aclara dónde quiere estar la gente, la emigración no necesita de estadísticas de bienestar, aclara dónde se quiere vivir.

—Zapata decía que el humorista es un cómico que ha fracasado. ¿Cuál es su caso?

—A veces, ser un humorista que también ha fracasado.

—¿Imagina a los políticos imitando a los comediantes?

—No; porque a diferencia de ellos, nuestros chistes no cuestan vidas.

—¿Ha encontrado competencia en la constituyente?

—Ambos estamos demasiado cuestionados.

—¿Un presidente comediante, sin proponérselo?

—Parafraseando a Manuel Caballero, yo respeto demasiado a los comediantes para confundirlos con los necios.

—¿Y proponiéndoselo?

—El actual presidente nunca ha logrado ser cómico proponiéndoselo, casi siempre es un accidente. Lamentablemente son accidentes de esos que dejan víctimas.

—¿Lo han parodiado a usted?

—Mis alumnos, siempre.

—¿Tolerante?

—La tolerancia tiene un problemita, que siempre suena a “mira que buena gente soy; sabiendo la verdad, aún dejo que este tipo exista”. Respeto el derecho de todo el mundo de emitir su opinión, pero hay opiniones que no respeto porque simplemente no tienen asidero.

—¿Un opositor comediante?

—Son demasiados, Eduardo Fernández, los Henri; el problema es que tampoco son buenos comediantes.

—¿Un revolucionario comediante?

—Samán, durante su campaña por la Alcaldía afirmó en una entrevista de radio que había descubierto que existía pobreza extrema. Cuando lo escuché me reí, como uno se ríe cuando se golpea la rodilla; esa risita con lágrimas, pues…

—¿Un género humorístico para el diálogo?

—Aquí insiste el gobierno en ir al diálogo con one-liners y la oposición usando improvisación. Creo que deberían leer más el teatro griego de Aristófanes, sobre todo la parte en que los principales escuchan al coro.

—¿Le montaría un espectáculo al gobierno?

—Montarle un espectáculo a otro espectáculo es una redundancia; les montaría un espejo enfrente, y su reacción sería el espectáculo.

—¿Sigue siendo Venezuela el país más alegre del planeta?

—Alegre es otro término sospechoso. Puede ser alegre como cuando uno falta al trabajo y el jefe le dice: “Tú sí eres alegre, te fuiste para la playa y dejaste esto embarcado”. Es un alegre tipo insulto el que a veces somos.

—¿De quién terminó siendo “Tu país, mi país”?

—Sigue siendo de todos los venezolanos, pero hay seis cínicos y una isla que se niegan a entenderlo.

—De no existir los comediantes…

—Seríamos menos humildes, y nos creeríamos nuestros logros. Tenemos el papel de recordarle a todos que esto no es lo mejor que podemos hacer, que siempre hay más.

—¿La manera más cómica de protestar?

—Léanse Lisistrata de Aristófanes; las mujeres se niegan a dar chuquichuqui a sus hombres hasta que no acabe la guerra. En Colombia siguieron el ejemplo las mujeres de un caserío para que terminaran una carretera que llevaban años haciendo, y en dos semanas estaba lista. Hala más pelo de…

—¿Imagina un paro humorístico?

—Sería como el paro cardíaco o un ACV nacional.

—Profesor de oratoria, ¿impartiría clases a Maduro y su banda?

—Solo se puede enseñar a los que están dispuestos a aprender. No es el caso.

—¿Ahora es más fácil hacer llorar que reír?

—Es el logro más notable de la revolución. 

—Y usted, ¿cuándo ríe y cuándo llora?

—Río cuando me niego a regalarles un llanto en silencio. Lloro por hábito con películas que me permitan sacar lo que he tragado durante el día.

—¿El umbral entre humor y burla?

—La puerta de Miraflores.

—¿Se autocensura?

—Sí, aunque hoy no estoy teniendo mucho éxito con esta entrevista.

—¿Votará en las presidenciales convocadas por el régimen?

—No; pensé en el voto como una oportunidad de desenmascarar las estrategias de coerción del voto, pero los que tenían que salir a grabar los videos y hacer las denuncias se enredaron.

—¿Por qué a la revolución bolivariana no le gusta que la parodien?

—Las revoluciones de izquierda terminan siendo una parodia de que hay una gente que realmente quiere ayudar a los otros desinteresadamente. No les gusta que las parodien porque no les gusta la competencia.

—¿Imagina una generación de venezolanos sin humor?

—La hay, métete en Twitter.

—Mientras, ¿seguirá usted con la “oda” al gobierno?

—Y a la oposición mientras le falte imaginación. Seguiremos muchos.

—Comediante en dictadura…

—Apuntando el dedo al traje nuevo del emperador.

—Comediante en democracia…

—Apuntando el dedo al traje nuevo del presidente electo.

—Pasada esta debacle, ¿imagina el bochinche nacional?

—Mejor aún, un país que trabaje y deje trabajar. El bochinche es este, pero solo se ríen unos pocos.

—¿Qué pasaría en Venezuela si se volviese a imponer aquel slogan “Nada en serio, todo en broma”?

—Volveríamos a elegir a un autócrata porque echa unos chistes buenísimos.

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