Nuestro amigo común: «The Florida Project»

La estadounidense The Florida Project (2017, Sean Baker) cuenta la historia de Moonee (Brooklyn Prince), una niña de seis años que vive con su madre en un motel barato en los alrededores del Parque Magic Kingdom, hogar de la casa Disney. Moonee y sus amigos, un par de niños más de la zona, pasan el verano haciendo de las suyas, mientras su madre subsiste vendiendo perfumes baratos que compra al mayor y vende en la calle. Halley (Bria Vinaite), que no llega a los veinticinco, juega con su hija como una par, va cubierta de tatuajes y piercings, y hace el dinero justo para comprar algo de comida, cigarrillos, y para pagarle a Bobby (Willem Dafoe), el gerente del hotel.

La vida de Moonee trascurre entre los conjuntos de moteles cercanos y sus tiendas de suvenires, remates y outlets, buscando que le regalen monedas para compartir helados con sus compañeros, con quienes dice groserías, escupe los carros y se mete en problemas menores, hasta que incendian una casa desalojada en lo que parece la mitad de la nada. Ashley (Mela Murder), amiga de Halley, madre de Scooty, uno de los compañeros de travesuras de Moonee, intuye que el incendio ha sido culpa de los niños, y decide que no dejará a Scooty jugar más con ellos. Decide también que la comida de sobra que a veces les regalaba, puesto que es mesonera en un diner de carretera, debe cesar. La malhablada Halley se pelea con su amiga, y Moonee se queda sin el tercer integrante de su pandillita, esta vez solo con Jancey (Valeria Cotto).

Lo que sigue es la caída de Halley. No es enteramente una mala madre: maldice, fuma, alcahuetea las tropelías de la niña, es agresiva y altanera, y a la vez es divertidísima, no permite que la niña pase hambre (aunque la alimente con waffles), está siempre atenta a que no se haga daño e incluso la lleva a comer hasta hartarse aunque luego trate de no pagar la cuenta. Poco la reprende. Halley irá tomando una mala decisión tras otra, poniendo en aprietos al propio Bobby y su motel, quien se ve en el inconveniente de tener que interceder por ella varias veces por la seguridad de todos.

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Fotografiada para resaltar los colores pasteles y vibrantes de las fachadas, del vestuario de los personajes, el drama The Florida Project tiene consigo la naturalidad de las actuaciones, sobre todo del trío de niños, además de mucho humor y la franqueza de lo cotidiano.

El desenlace es clave para la sentencia de Baker: este ha declarado en entrevistas que le interesa el mundo decadente y miserable que habita en los alrededores de ese cénit del sueño americano, el parque Disney. Y es que Baker pretende contraponer la magia del Reino Disney a esos moteles cutres de colores que constituyen el último refugio de muchos ciudadanos antes de llegar a la mendicidad. La fantasía del parque rodeada de la miseria de estos personajes, como si una fuese falsa, y la otra la verdadera vida. Lo que sucede en Magic Kingdom es tan real como lo que sucede fuera. Y el hecho de que exista ese referente de la felicidad que es ese parque, por más que Baker quiera contrastarlo con los moteluchos para dejar ver que esa América abandonada existe, es precisamente lo que hace grande a esa nación. El parque es prueba de que el sueño americano es, y menos mal, es el gran escape de muchos cuando la realidad se vuelve insoportable. La alternativa es no tenerlo, y entonces todo sería un gran terreno baldío, una sucesión eterna de moteles miserables. Nada más.

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