El hecho de que la asamblea nacional constituyente haya tomado la decisión de convocar con «carácter de urgencia» al diputado opositor Freddy Guevara, coordinador nacional del partido Voluntad Popular y vicepresidente de la Asamblea Nacional, quien por si fuera poco sí fue legalmente escogido mediante el voto de la mayoría aplastante de los venezolanos y no por un grupito de militantes del partido de gobierno, demuestra que el oficialismo necesita descabezar a la auténtica representación popular y hacerse de una vez por todas con una asamblea que no le corresponde porque carece de autenticidad de origen, tal como lo exige la Constitución Nacional. 

Actuar como si fuera el copiloto de Nicolás Maduro es un papel que poco le cuadra a la señora Delcy Rodríguez porque su afán de estar siempre en primer plano y su carácter poco moderado, además de su permanente lenguaje ofensivo, no genera confianza y menos la tranquilidad que debe privar en este tipo de cargo. 

Muy al contrario, el ambiente que priva entre los «constituyentes» es de un temor que mutila las escasas iniciativas y propuestas que, muy de tarde en tarde, se escuchan en sordina. El hecho de que para decidir sobre un acto tan radical como el de privar de inmunidad al vicepresidente de la legítima Asamblea Nacional se llame a una sesión improvisada un lunes en la tarde, dice mucho de la manera en que las cuestiones fundamentales son escasamente respetables y formales cuando se trata de cumplir con un deseo expreso del Poder Ejecutivo. 

Es tal la desesperación por cumplir las órdenes y dejar satisfecho al jefe máximo que, en su afán, olvidaron que el diputado Freddy Guevara había buscado refugio en la Embajada de Chile en Caracas, tal como lo reveló el señor embajador de ese país de una manera clara y sensata. Mal podía el diputado y vicepresidente de la Asamblea Nacional desplazarse ingenuamente hasta la sede de la ANC donde, a no dudarlo, sería apresado por la policía chavista. 

Pero lo que más molesta a la opinión pública es todo este teatro montado con una sola finalidad que es, como ya es fácil adivinar, hacer creer que hicieron todo lo posible por cumplir con lo dispuesto en la Constitución, pero que el diputado Guevara no atendió al llamado de la «soberana» asamblea. En vista de lo cual y no habiendo más que discutir se levanta la sesión y el diputado Guevara queda a disposición de sus verdugos. 

Lo impresionante de todo esto es la manera mancomunada como el Poder Moral ha actuado en esta oportunidad, dejando ver que poco le importa lo que su actuación irreverente ante la ley y la Constitución piense de ellos. Ese irrespeto y la forma de comportarse a plena luz del día nos hacen temer por el resultado de sus deliberaciones y los correspondientes ajustes que el Poder Ejecutivo necesita para consolidar su hegemonía insensata. 

Pero no solo los venezolanos se sienten ofendidos como ciudadanos, sino la opinión pública mundial. Las agencias internacionales transmiten todos estos «detalles» tan evidentes del autoritarismo imperante. La agencia AFP revela que la citación «llega después de que el Tribunal Supremo ordenara procesarlo en la justicia ordinaria por delitos vinculados a protestas contra Nicolás Maduro, que dejaron 125 muertos entre abril y julio. Los cargos que se le endilgan conllevan penas de cárcel de hasta 10 años». 


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