Lo primero que hay que preguntarse sobre el anuncio de los colegas Julio Borges y Luis Florido de restablecer los encuentros con el régimen, es a cuál “unidad” se refieren. ¿A la Mesa de la Unidad Democrática? porque si es así entonces la interrogante obligatoria es: Cuándo, cómo y con quiénes plantearon, debatieron y decidieron la agenda y los puntos de discusión y acuerdos prioritarios e impostergables que se van a poner sobre la mesa en esos encuentros.

No me refiero al resto de los partidos que formamos la alianza política democrática, sino a las fuerzas sociales, gremiales y ONG que también integran el espectro democrático venezolano, y que hoy luchan por corregir y disminuir la más grave crisis humanitaria de nuestra historia y que día a día aumenta en intensidad y secuelas sobre la población. 

Tanto Borges, de Primero Justicia, como Florido, de Voluntad Popular, son minoría en la MUD. Con decepción vemos cómo se perdió la oportunidad de reestructurar y ampliar la base social, técnica y política de ese sueño de millones de venezolanos que confiaron en quienes integramos esa Mesa.

 Superaron las miradas cortas y no comprometidas con la responsabilidad de corregir el rumbo de autodisolución nacional, como estrategia de dominio hegemónico impuesta por el chavismo desde su llegada al poder. El único compromiso ha sido con los subalternos de sus aspiraciones personales y sus siglas partidistas. 

 Hoy asistimos como espectadores de piedra a la continuación del «diálogo» entre dos minorías. Ahora la llaman «facilitación». Recientemente era un proceso «exploratorio». ¿Qué continúan escondiendo? ¿Cuál es el miedo de no llamar las cosas por su nombre?

 Cualquier negociación y sus acuerdos deben ser en beneficio de la mayoría de los venezolanos y no de pequeños grupos de ambas partes. Más allá de las irrenunciables consideraciones éticas, cualquier acuerdo para restituir o paliar nuestra destruida economía o nuestro sistema de salud, deberá contar con la más amplia participación de todos los factores y actores de la nación. 

 Este es un encuentro entre dos pequeños grupos que pretenden seguir teniendo secuestrado al país.. El primero a sus instituciones y sus recursos, y el segundo a quienes queremos salir de esta agónica crisis abrogándose representaciones que ninguno de los dos bandos posee. 

 El gobierno una vez más tiene el control: la MUD está secuestrada, acallada e inoperante (G4), no piensan más que en el voto castigo. Siguen creyendo que por inercia la población los va a respaldar a ciegas a través del voto castigo, del descontento; cuando debería ser un voto a conciencia, con propuestas en beneficio de los venezolanos. No se trata de “quítame esta pajita del hombro” para tratar de sentirse vencedores ante el rival, se trata de más de treinta millones de venezolanos que estamos en medio de este círculo vicioso en el que no más de diez personas intentan ponernos de rodillas; lo cierto es que lamentablemente nos están enrumbando a ser observadores de otra decepción.


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