Digno de Houdini. Quisiera ir a Santo Domingo solo para presenciar las luces de bengala en medio de las cuales Luis Vicente León asombrará al mundo sacándose del sombrero, tras una fórmula mágica, una Venezuela democrática, libre, justa y próspera, sin tocar a la dictadura de Nicolás Maduro ni con el pétalo de una rosa.  El lunes, gracias a Luis Vicente León y sus amigos de la MUD, Venezuela despertará sin colas, sin asesinatos, sin secuestros, sin desabastecimiento, colmada de medicinas y sin un solo preso político. ¡Qué pena que Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez estén muertos y no puedan acompañarme a ver el prodigio de este Melquíades venezolano. El descubrimiento del hielo fue una alpargata comparada con la sensacional proeza que estamos a punto de presenciar. ¡Los milagros existen!

“Para resolver la crisis económica no se necesita obligatoriamente la salida de Nicolás Maduro del poder, sino que ‘cambie su conducta en materia económica y empiece a abordar el tema de una manera distinta”. Es de agradecer la franqueza descarnada y sin medias tintas con la que el propietario de Datanálisis y principal consultor político de importantes sectores dirigentes de la MUD acaba de expresar el pensamiento dominante en el seno de dicha coalición opositora. Precisamente el de quienes la lideran –Henry Ramos Allup, Julio Borges y Leopoldo López– y conducen al llamado proceso de diálogo a instalarse este fin de semana en República Dominicana. Traza la insuperable línea de sombra que separa ontológica, existencialmente a la llamada Mesa de Unidad Democrática y sus partidos dominantes –AD, PJ, VP, UNT y AP– de aquellos sectores políticos agrupados en la plataforma Soy Venezuela, sostenida por sus dos líderes fundamentales, María Corina Machado y Antonio Ledezma. Dejando dramáticamente de manifiesto la ruptura insalvable de ambos sectores: el desacuerdo existencial entre quienes han decidido subordinarse a la dictadura y servirle de sostén político –la MUD– y quienes consideran, fieles al mandato popular del 16 de julio pasado, que sin el desalojo inmediato de la dictadura Venezuela ha perdido su naturaleza, su esencia y su existencia como República.

Por lo visto y tras dieciocho años del llamado proceso revolucionario socialista, comunal, bolivariano y castrocomunista, ya declaradamente dictatorial y sin ninguna pretensión de renunciar a sus logros estratégicos –haberle quebrado el espinazo al Estado de Derecho, haber acorralado y quebrado a la oposición tradicional y haber cimentado las bases para un régimen constituyente totalitario en Venezuela– acaba de coronar su mayor éxito: convencer a quienes en el pasado formaran parte de la oposición democrática, de legitimar la existencia de la dictadura y aceptar la entronización de Nicolás Maduro.

El dictamen de Luis Vicente León es categórico y no requiere de mayores aclaraciones: “Para resolver la crisis económica no se necesita obligatoriamente la salida de Nicolás Maduro del poder”. No lo dice, pero a punto de iniciarse el último capítulo del diálogo en Santo Domingo pudo haberlo dicho sin más rodeos: la principal misión de los dialogantes de la MUD es resolver los problemas creados por la satrapía, no terminar con ella. En otras palabras y sin necesidad de lecturas entrelineadas: según el principal ideólogo de la MUD, la brutal crisis humanitaria en que ha desembocado la crisis general que padece Venezuela no es resultado directo, sistémico, inmanente y servil al régimen imperante, de la destrucción de la infraestructura productiva de la sociedad, del cierre de empresas, de la entrega de nuestras riquezas básicas a China y Rusia, del financiamiento de Cuba para permitirle su sobrevivencia, de la destrucción consciente y deliberada de Pdvsa, una espantosa política cambiaria con el fin de enriquecer hasta el hartazgo a su cúpula dirigente, del narcotráfico y la alianza con el terrorismo de las FARC y el Estado Islámico.

Según se deriva de la insólita afirmación de Luis Vicente León, portavoz in partibus de los próceres sobrevivientes de la Mesa de Unidad Democrática, el derrumbe económico, social y político de Venezuela no es producto del empeño consciente, sistemático y deliberado de devastar las bases estructurales del sistema democrático –arrasar con la propiedad privada y el sistema de irrenunciables  y constitucionales libertades públicas– sino apenas efecto de erradas políticas económicas dictadas por el azar de las circunstancias, dentro del contexto de un gobierno inocente, víctima si acaso de inexperiencia, ineficacia o erradas políticas públicas. Punto. De modo que, siendo así, no es necesario desalojar al régimen, ponerle fin a la dictadura, recuperar las bases liberal democráticas del sistema de libertades y echar abajo todo el andamiaje totalitario. Parafraseando a John Lennon, según el señor Luis Vicente León “with a little help of his friends” Ramos Allup, Julio Borges y Leopoldo López sería perfectamente posible “resolver la crisis económica”, pues “no se necesita obligatoriamente la salida de Nicolás Maduro del poder, sino tan solo que “cambie su conducta en materia económica y empiece a abordar el tema de una manera distinta”. ¿Cómo? Siguiendo, imagino, las líneas estratégicas y programáticas de los amigos de Luis Vicente León: Henry Ramos Allup, Julio Borges y Leopoldo López.

Es lógico e inherente a su discurso, que Luis Vicente León deje “la manera distinta” de resolver los graves problemas económicos que padece la economía bajo el gobierno de Maduro, que la ha conducido a sufrir la inflación más aterradora del mundo, a perder su producto interno bruto como si Venezuela hubiera sufrido una conflagración mundial, a hacer desaparecer el valor del bolívar hasta reducirlo a polvo, a sufrir el mayor endeudamiento público del mundo y a estar al borde de la quiebra, con millones de sus habitantes huyendo desesperados, a pie y con lo puesto, de la crisis para salvarse de la muerte inminente por hambre, desnutrición, enfermedad o abandono, en la mayor de las oscuridades. ¿Cuál es esa “manera distinta”, señor Luis Vicente León? ¿Cuál es ese pase de abracadabra de asesoría política y económica que su empresa se ha sacado del sombrero y promete el acto de prestidigitación más asombroso del planeta? ¿Resolver la crisis histórica que padece Venezuela sin resolver el principal problema causante de la misma: el poder en manos del régimen castro comunismo militar imperante?

Digno de Houdini. Quisiera ir a Santo Domingo solo para presenciar las luces de bengala en medio de las cuales Luis Vicente León asombrará al mundo sacándose del sombrero, tras una fórmula mágica, una Venezuela democrática, libre, justa y próspera, sin tocar a la dictadura de Nicolás Maduro ni con el pétalo de una rosa.  El lunes, gracias a Luis Vicente León y sus amigos de la MUD, Venezuela despertará sin colas, sin asesinatos, sin secuestros, sin desabastecimiento, colmada de medicinas y sin un solo preso político. ¡Qué pena que Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez estén muertos y no puedan acompañarme a ver el prodigio de este Melquíades venezolano. El descubrimiento del hielo fue una alpargata comparada con la sensacional proeza que estamos a punto de presenciar. ¡Los milagros existen!


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