“Ciertamente, no se puede valorar como feliz y próspera una sociedad donde la mayoría de sus miembros están reducidos a la pobreza y la miseria. Lo justo, no obstante, exige que aquellos que alimentan, visten y dan hogar a todo el cuerpo de la nación tengan, en el producto de su propio trabajo, una parte suficiente para poder alimentarse, vestirse y encontrar vivienda por sí mismos”.

Adam Smith. La riqueza de las naciones, 1776

En relación con las temáticas que rigurosamente se preparan y exponen en este prestigioso medio de comunicación, surgen preguntas de nuestros distinguidos lectores (que nos la hacen llegar), y que en esta oportunidad daremos respuesta a algunas de ellas:

Pregunta No. 1: ¿Las criptomonedas se originan de la actividad capitalista?

En el mundo de las páginas electrónicas (“website”) donde se originan y fluyen a cabalidad las monedas virtuales o criptomonedas (con sus funciones básicas), todas las transacciones se rigen de acuerdo con la “mano invisible” del mercado, es decir, que sin “abusiva injerencia centralizada y excesiva burocracia gubernamental”, tanto las personas (diseminadas en el mapamundi) que cumplen el papel de compradores o vendedores de cualquier producto, como aquellas que ejercen el papel de “mineros” (acrecientan con su labor el número de unidades) en el interés propio y “racional” de “lograr la mayor cantidad de productos disponibles o ingresos monetarios posibles con el mínimo nivel de gastos y costos exigibles”, generan una autorregulación natural que determina un beneficio colectivo. Recalcando que esta es una actividad estrictamente capitalista, en la cual la conformación del sistema de precios es originado en esencia por el libre juego de la oferta y la demanda de todos los bienes y servicios (incluida la compraventa del dinero digital o criptomoneda).

El hecho de que se haga la invitación o convocatoria masiva para que la población se incorpore a la tarea de minar criptomoneda lleva implícita la participación en una actividad económica que potencialmente genera lucro o ganancia. Al remitirse a la experiencia en este ámbito a escala mundial, se puede verificar que la labor de minería (sustentada en la criptografía) puede generar de manera limitada en la actualidad hasta 12,5 unidades de dinero digital: el “bitcoin” por ejemplo, con una tendencia al alza, y en este momento tiene un precio alrededor de los 12.653,1307 dólares. Todo ello se cumple gracias al trabajo de descifrar, descodificar o resolver complejas formulaciones matemáticas (utilizando poderosas y costosas computadoras) inmersas en un “blockchain” o bloque de transacciones (aproximadamente 2.000). Ilustración: con esta sencilla operación se muestra lo que hacen los mineros. Si 1+4=5; 2+5=12; 3+6=21, entonces 8+11= ? Respuesta correcta: 40 o 96.

Cabe aclarar por un lado que el concepto de capitalismo al cual hacemos referencia guarda relación con la utilización más eficaz y eficiente de los recursos disponibles por parte de cualquier persona, con el propósito de lograr sus intereses propios, y no tiene nada que ver con la avaricia o el querer hacerle daño a nadie.

Pero, además, el hecho de manejar información veraz y oportuna, de ser garantes y tener la potestad de validar las transacciones, a la par de la posibilidad cierta de participar libremente o movilizarse económicamente en este mercado digital (sin las limitaciones impuestas por parte de una autoridad gubernamental o institución financiera) con su moneda virtual (que viabiliza el intercambio cada día en más lugares dado que los bienes y servicios se expresan en términos de ella, y con la condición favorable de ser una garantía confiable de valor al protegerse de la inflación) reivindica y potencia las bondades verídicas del mercado en esta era de la humanidad. Sin embargo, se debe alertar que en aquellas sociedades con críticos problemas estructurales y desequilibrios macroeconómicos coyunturales, la decisión de incursionar en el mundo de las criptomonedas, aunque “beneficie” a nivel microeconómico a ciertos sectores, la situación para la totalidad sin duda tenderá a agravarse.

Pregunta No. 2: ¿Es injusto y desconsiderado “satanizar” los aumentos salariales?

Es verídica la forma como a diario (en algunos casos en cuestión de minutos), los precios de absolutamente todo lo que se requiere para tener una vida digna son ajustados de manera prácticamente automática (sin ni siquiera dar tiempo que el consumidor se adapte a tal variación, con el agravante de generar expectativas negativas y por tanto redefinir sus decisiones de consumo que no necesariamente son más las adecuadas a favor de su salud integral), siguiendo tan solo las pautas de un tipo de cambio especulativo “today” que es perverso a todas luces, pero que también es originado (hay que reafirmarlo) por la insistencia de mantener un tipo de cambio “controlado” que beneficia en gran parte a los carteles o estructuras monopólicas que han nacido y consolidado bajo a su sombra.

Consecuentemente, es injusto y desconsiderado “satanizar” los incrementos salariales como factor del flagelo inflacionario, cuando en realidad las causas estructurales provienen de otras fuentes como las expuestas en “¡Señor presidente!”(partes I y II). Es decir, uno de cuatro los pilares fundamentales complementarios a favor de la renovación de la imagen, la credibilidad, la certidumbre y la tranquilidad en Venezuela consiste en “transferir poder adquisitivo a todos los trabajadores decentes” con el propósito de recomponer el sistema de incentivos y méritos salariales productivos. La propuesta (que se dispone) en esencia consiste en equilibrar los salarios actuales de toda la comunidad laboral del país, tal cual al que se devengaba en diciembre del año 2007 (considerado como el año base o de referencia).

Pregunta No. 3: ¿Y a lo interno de la universidad?, ¿vamos a comenzar bajo qué condiciones?, ¿todo «normal»?, ¿nada está pasando?, ¿“clases como sea”?

La solución no es mágica ni individual o parcial. Tenemos muchos años que los universitarios en general hemos estado financiando y subsidiando con nuestra trabajo, estudio, formación, dedicación y vocación todo el quehacer de la universidad venezolana en su conjunto. Lo que estamos padeciendo nos cubre a todos sin distingo alguno, y debe decirse que todo agravará mucho más hasta el límite que por fortuna está muy cerca, porque la cuestión va revertirse favorablemente bien sea por «rebote» o por desvanecimiento de la «burbuja»: hasta lo caótico tiene su finiquito. Los que tienen privilegios no cumplen con su deber, y los que cumplimos con nuestros deberes no tenemos privilegios (la mayoría), pero esta circunstancia por sí misma se revertirá pero exige que en verdad absolutamente todos estemos juntos pero en armonía: «todos en sintonía».

Estamos trabajando para promover cambios pero desde el aporte que podemos dar desde nuestra competencia, responsabilidad y compromiso. En tal sentido de manera respetuosa hemos presentado una carta pública al ciudadano señor presidente de la República Bolivariana de Venezuela, donde no solo se presenta un diagnóstico desde la perspectiva económica y social, sino que también se plantean y exponen aspectos prospectivos que podrían favorecer la preciada reconstrucción y reactivación económica.

Pero también con el propósito de reestablecer un alto grado de gobernabilidad y gobernanza a todo nivel, y siendo fiel al “principio de legitimidad” (de origen y ejercicio) y al “principio de alternancia”, que rigen a todos los cargos de elección, entre otros estrechamente relacionados como el “principio de legalidad” o “primacía de la ley”, es urgente y necesario que se cumpla con el deber establecido en la normativa vigente, de activar o reactivar todos los procesos electorales que están pendiente.

Salud y armonía son mis deseos.

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