Había ofrecido escribir esta semana sobre la historia de la Suprema Corte de Estados Unidos, pero el megafraude electoral me obliga a cambiar de tema, y el título que he puesto me vino por el discurso que ofreció Gerardo Blyde inmediato al de Tibisay Lucena sobre los resultados. Allí hizo falta el verbo encendido de Ramos Allup aunque sin mentadas de madre ni calificativos de cabrones, que lamentablemente ahora tiene en su antes bien cuidado repertorio discursivo.

Antes y después de que Lucena anunció sus resultados, Blyde, en nombre de la MUD, hizo dos alocuciones, la primera fue para advertir que ella daría “unos resultados muy sospechosos sin tener cien por ciento de las actas escrutadas” y que no estaban de acuerdo con eso. La otra alocución de Blyde fue post Lucena, dijo que no reconocían los resultados y enumeró las irregularidades ampliamente divulgadas.

El petitorio final del insípido discurso fue que se hiciera una auditoría del proceso. Todo fue como una escena de teatro representando el final de un litigio judicial, donde el juez pronuncia su fallo y el abogado perdedor, con su corbata y su paltó en forma, sin descomponerse, pide una copia y dice: “No estoy de acuerdo con la sentencia del honorable juez y anuncio apelación para ante el tribunal superior”, esto aunque por dentro tenga un hervidero donde se apelotonan rayos y centellas, sapos y culebras.

Primero

Gerardo Blyde dejó ver que la MUD estaba enterada previamente de lo que informaría Tibisay Lucena, lo cual no es extraño pues para eso tiene en la directiva del CNE a un representante, el señor Luís Emilio Rondón, quien en tal condición supo lo que se había determinado anunciar. Sin embargo, Blyde apenas lo adelantó como: “Tenemos ciertas informaciones de que en pocos momentos se darán unos resultados muy sospechosos”. ¿Acaso lo procedente no habría sido adelantarse y denunciar de una vez con detalles ese fraude del cual ya ese rector les había dado todos los detalles? ¿Para qué esperar? ¿Por qué perdió eso que llaman “timing” o “tempística”, definido como el uso del ritmo, de la velocidad para lograr un efecto dramático ante una situación dramática?

Segundo

Ya consumado el fraude se necesitaba un discurso aguerrido que insuflara ánimos, no esa tontería de pedir un recuento que todos sabemos que no se dará al igual que no se dio aquel cuando robaron las presidenciales a Capriles. Eso es como pedirle al ladrón que se deje revisar los bolsillos donde lleva el botín, lo cual solo hará si le tienen un revolver apuntándole a la cabeza. Ese discurso desabrido produjo terrible desánimo, además de que fue demostrativo de que ni siquiera se tenía preparada una respuesta verbal ante ese fraude tan anunciado, dando pie a la especulación sobre que mucho antes de la reunión de la directiva del CNE ya esos resultados se habían elaborado en secretos conciliábulos entre tirios y troyanos. Es que el verbo es muy importante en contenido y en forma señores de la MUD.

La otra visión

La decisión de participar fue correcta, sin eso el régimen igual se habría adjudicado todas esas gobernaciones y las otras sin costo político alguno, por eso afirmo que lo positivo del fraude es que lo han cometido. Esta conclusión de aparente incongruencia se explica por sí sola, y es que el régimen se ha visto en la necesidad de viciar el proceso con grotescas maniobras como el cambio intempestivo de centros de votación, la prohibición del mecanismo legal de cambiar candidatos a conveniencia de los partidos participantes, los obstáculos para sufragar, al punto de que mesas en la tarde casi noche no habían abierto; la negativa de entregar los registros de los votos que en papel arrojan las máquinas, impedir la entrada de los testigos de mesa de la oposición, entre otras. Y la guinda de la torta fue prohibir el acceso de los periodistas nacionales y extranjeros. Todo eso ha sido visto dentro y fuera del país, lo que reafirma la convicción de la ausencia de libertades democráticas en un evento marcado por prácticas dictatoriales que solo ratifica la convicción acerca de la necesidad de una fuerte intervención internacional.

Al margen

El abogado argentino Luis Moreno Ocampo trabajando free lance para la OEA ideó un procedimiento para procesar denuncias contra la dictadura venezolana y el cual se está llevando a cabo exitosamente, solo que él tuvo que dejar ese trabajo abruptamente para salir calladito por la puerta de atrás en medio de un escándalo que lo involucra en corrupción por recibir dinero de una de las personas que debió investigar. ¿Sería esa la misma razón por la que se negó abrir investigación sobre las tantas denuncias que se le llevaron con respecto a crímenes de lesa humanidad del régimen venezolano, consignadas cuando era fiscal de la Corte Penal Internacional?

 Cuántos crímenes, cuanta tragedia se habría evitado en Venezuela si este Moreno Ocampo, siendo fiscal de la Corte Penal Internacional, hubiera abierto una investigación para tramitar aunque fuese una de las tantas denuncias que le llevaron. La sola apertura pudo haber inhibido al régimen para seguir incurriendo en delitos de lesa humanidad, pero no lo hizo, las cerró todas arbitrariamente. Cuánto me gustaría tener la oportunidad de acusarlo penalmente algún día como autor en grado de complicidad de los atroces delitos que no dejó ventilar ante el Tribunal Internacional.


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