En anterior artículo afirmamos que el mantenimiento de la presión internacional sobre el gobierno resulta de importancia capital en este momento del acontecer político nacional, ya que es la comunidad de naciones la que está jugándosela fuertemente a favor de la democracia venezolana hoy, cuando los ciudadanos tenemos cerradas todas las vías de participación política como resultado de los hechos irregulares que culminaron con la jornada del 15-O. Encima de eso el espectáculo de gresca interna que estamos dando no luce como el más conveniente.

Afortunadamente el temor de que el apoyo externo se esfumara y que los actores internacionales fueran a creer que los resultados electorales anunciados por el CNE coinciden con la verdad, no se ha concretado sino más bien todo lo contrario. Tan es así que en el marco de la OEA la troupe Tibisay & Co. ha sido excluida de la Reunión Interamericana de Autoridades Electorales. ¿Por qué será? ¿Lo habrá mandado Trump?

Un número grande de países serios, importantes y democráticos de todo el mundo han expresado ya su rechazo a la manifiesta manipulación de resultados que el gobierno ha querido presentar. La Unión Europea, integrada por veintiocho Estados, cuyas credenciales democráticas son requisito indispensable para ingresar y permanecer en ese esquema, ya han anunciado que están en la búsqueda de las coordinaciones necesarias para diseñar las sanciones que se aplicarán a personeros gubernamentales y eventualmente al gobierno venezolano y sus empresas como tal.

Esta semana el Parlamento Europeo acaba de conferir a la oposición venezolana el premio Sájarov por la Libertad de Conciencia, instituido en 1988, cuyo primer ganador fue nada menos que Nelson Mandela seguido por otros importantes luchadores, algunos de los cuales han sido o son actores políticos de nuestro continente que no pueden ser llamados “apátridas de la derecha” (Madres de Plaza de Mayo en 1992, Osvaldo Payá en 2002, Damas de Blanco 2005, Guillermo Fariñas 2010, etc.). Tal distinción concebida en homenaje al científico y activista ruso del mismo nombre posee un peso imposible de ignorar ni tapar con un dedo. ¡No te gastes Arreaza en escupir para arriba!

Los cancilleres del Grupo de Lima que se acaban de reunir en Toronto también dieron declaraciones que no dejan lugar a dudas acerca de cuál es su compromiso en la lucha por el restablecimiento de la democracia venezolana. Hay que tener en cuenta que en ese grupo se concentra la mayoría determinante de la población y el producto territorial del continente dejando el pelín que falta a los tarifados del “bolivarianismo”, que aún siguen recibiendo su “bolsa CLAP” petrolera a cambio de un apoyo que en términos reales de importancia poblacional es insignificante, pero que son los que estatutariamente impidieron los consensos requeridos en la OEA para emitir resoluciones de obligatorio cumplimiento para sus miembros.

Otro dato interesante de anotar es el de la impostura de los diputados oficialistas que en Venezuela desconocen la Asamblea Nacional, pero que se presentaron como legisladores ante la sede europea del Parlamento en Estrasburgo, con la pretensión de engañar ese foro hasta que fueron descubiertos e invitados a retirarse. ¡Tramposo es tramposo, aunque se vista de diputado!

A lo anterior habrá que agregar la primera sentencia emitida por el jurídicamente genuino Tribunal Supremo de Justicia, reunido en Washington no por otra razón que la de que muchos de sus miembros han sido acogidos en Estados Unidos como perseguidos. En ese fallo se decide que la asamblea nacional constituyente que el gobierno venezolano pretende imponer como instancia supralegal es nula y sus actos no tienen valor alguno. Se podrá argumentar que se trata tan solo de un saludo a la bandera porque la decisión no podrá ser implementada, pero… “tanto va el cántaro a la fuente que termina por romperse”. Quienes tengan créditos o pretensiones económicas con Venezuela seguramente tomarán nota de que en un futuro pueden quedar en la intemperie jurídica. El dossier se va armando.

Ni que decir Almagro, Kuczynski, Macri, Peña Nieto, Santos y tantos más, incluidos los ex presidentes reunidos en Miami en el grupo IDEA cuyas deliberaciones reflejan sin ambages su compromiso con la restitución de la democracia venezolana.

Existen –es cierto– quienes aún dan apoyo a lo inapoyable. China y Rusia por razones pragmáticas y porque tienen cuentas por cobrar. Bielorrusia y Turquía porque son dictaduras; Bolivia y Nicaragua porque son compañeros de ruta ideológica que llegarán con el socialismo del siglo XXI hasta la puerta del cementerio, pero sin inmolarse junto con Maduro & Co. a la hora final.

No es menos cierto que la hora es aciaga y ahora ni la luz se ve al final del túnel, pero revisando la historia reciente y menos reciente se constata la verdad de aquello de que “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”. El final será el colapso. Es en ese marco, difícil pero no insuperable que este columnista ve el futuro de nuestra patria.


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