No me refiero en esta ocasión al “capo de todos los capos”; el famoso personaje de la entretenida obra de Mario Puzo. Me voy a referir a alguien más vernáculo, peculiar en su manera de expresarse. Militar de academia, milico por vocación. “Gorila” reverdecido de los nuevos tiempos en grado sumo. Pero también, eventualmente, letal por el contorno global de expectativas violentas proyectadas tal como lo como lo hacía su homónimo, el personaje del escritor. El Nacional publica en primera página del pasado jueves declaraciones suyas que merecen –a pesar de ser reiterativa, cansona y amenazante– nuevos comentarios de alerta.

Padrino dixit: “Vemos con preocupación la solicitud de un canal humanitario para Venezuela sobre el supuesto de una crisis humanitaria”. Es decir, para el milico de marras es un mero supuesto la crisis humanitaria que infamemente padecemos. La desnutrición infantil y adulta es una creación de los “injerencistas”. Nadie ha muerto, muere ni morirá por la carencia de medicinas y de insumos sanitarios en general de los hospitales. El hambre de la mayoría de la población (causante de la inocultable pérdida de peso corporal) es una burda mentira mediática. Basta con observar el físico obeso y rozagante del presidente de la República y del secretario general del sindicato patronal petrolero para refutar la mentirosa imputación de los “apátridas”. Ambos, al igual que los 30 millones de venezolanos, tenemos –según ellos– la misma ingesta calórica, y, por alimentarnos de manera similar a la de estos mofletudos patrioteros, nos encontramos rozagantes y saludables.

“Todos sabemos, los que estamos aquí vestidos de verde, de patriotas, lo que significa y está detrás de una intervención de carácter humanitario, es la intervención, desnuda, es el injerencismo desnudo y descarado sobre un Estado, eso lo sabemos”. Para el milico en jefe, la intervención de las Naciones Unidas, la comunidad europea, la OEA, Cáritas y, eventualmente, la ayuda directa de medicinas y comida por parte de algunos países, es una intervención desnuda sobre un Estado en una especie de día “D”. Al fin y al cabo al totalitarismo y a los milicos sustentadores les importa un comino que los compatriotas se mueran de hambre o de inasistencia médica global. El Estado venezolano actual (dictadura fascistoide) debe perpetuarse a como dé lugar hasta el final de los tiempos.

“Yo como ministro y compañero de armas fijo también posición al respecto, porque se trata de la seguridad y la defensa de la patria”. Para el “cuatrisoldado” la defensa de la patria está en grave peligro por la necesaria avalancha de alimentos y medicamentos anhelada por la casi totalidad de la población. Esta infame –para él– invasión lo único que intenta es la desaparición de Venezuela. La seguridad y defensa de la patria que pregona hace caso omiso, por ejemplo, de la inminente pérdida definitiva del territorio Esequibo. Promovido, entre otras cosas –es importante recordarlo– por la geopolítica instaurada por el Estado cubano desde hace más de cincuenta años. Triste papel el de este ministro y el de su ejército sumiso ante un hecho público y notorio que sí pone, de “verdad, verdad”, en peligro la integridad territorial y la soberanía nacional.

“Ha emprendido una guerra sin cuartel contra la corrupción”. Se refiere al fiscal general de la República (quien acata como subalterno complaciente las instrucciones directas presidenciales obviando la independencia de los poderes públicos) ilegítimo a todo evento por su origen electo por la asambleíta constituyente. Es decir, por un órgano distinto del pautado por la Constitución nacional. No he visto a ningún general o almirante, coronel o capitán de navío “pagando cana” por la abrupta corrupción contra la cosa pública. Muchos milicos han depredado impunemente a la nación y tienen responsabilidad penal, administrativa y personal en el desempeño de funciones públicas ejercidas en los ministerios, institutos autónomos y empresas del Estado donde han mangoneado a discreción. Evidentemente, el felicitador y el felicitado no gozan de buena salud óptica. Padecen de daltonismo. Se les hace difuso distinguir el rojo rojito y el verde verdecito de los ostentosos uniformes cívico-militares; los que cometen latrocinio contra los bienes nacionales.

“Aplaudimos la actitud de las instituciones cuando demuestran fortaleza, principios, ética. Nosotros nos preguntamos desde la Fuerza Armada qué estaba ocurriendo en el país cuando la acción penal no se veía por ninguna parte, cuando la acción penal se convirtió en una red de extorsión, sinvergüenzuras, de traición, es una mancha que tenemos allí, es como un capítulo oscuro de nuestra historia”… ¡El cinismo y caradurismo en su máxima expresión! Debo señalar que combatí cívicamente a los gobiernos de la llamada “cuarta república”. Pero debo reconocer que la crasa ignorancia del “arrodillado” (existe la gráfica donde este ministro se arrodilla ante Fidel Castro) excede los límites de la cordura. Olvida paladinamente que el presidente Carlos Andrés Pérez fue destituido producto de la intervención de legítimos poderes constitucionales de la época. El fiscal general inició la acción penal correspondiente. El Poder Legislativo actuó en consecuencia. La Corte Suprema de Justicia hizo lo propio con la sentencia adecuada. También, es importante recordarlo, el presidente acató debidamente –de manera republicana– la sanción. En aquel entonces la democracia –a pesar de las falencias conocidas– triunfó sobre todos los desaciertos políticos y delitos cometidos por la cabeza del Poder Ejecutivo.

Hoy conoceremos las resultas electorales y a los nuevos alcaldes electos. Me abstuve de participar en el sainete electorero por las razones que he señalado en innumerables ocasiones. Ya, para el gobierno, Venezuela es “rojita verdecita” y solo espera la confirmación de este temerario exabrupto en la ya cercana elección presidencial… ¡Esta es su posición inmodificable!

Mi capacidad de asombro ha sido desbordada. No sé –aunque la presumo– la actitud que asumirá la MUD ante su comprometida presencia en la República Dominicana el próximo viernes. El vocero oficial del totalitarismo anunció que no habría negociación política ni diálogo si la oposición no anunciaba y ordenaba a los diferentes gobiernos y organismos, aquellos que han decidido tomar medidas sancionatorias en contra de los altos prebostes y burócratas del gobierno nacional, la participación ad hoc del retiro inmediato de dichas sanciones. Ya nos referimos con prolijidad a las declaraciones del ministro de la Defensa. Ambas afirmaciones delimitan con claridad meridiana cuáles son las verdaderas condiciones de la negociación y diálogo emprendido. Además, se ratifica la preponderancia de la estrategia gubernamental ampliamente conocida por todos. Si la MUD no pondera de manera adecuada estas manifestaciones precisas de la voluntad gubernamental (político-milicas) recientemente expresadas, y acude solícita a Santo Domingo, nuevamente su incompetencia y colaboracionismo se hará y se manifestará aún más. Al igual que los deseos continuistas gubernamentales: ¡Ad infinitum!

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