En el ambiente hay la certeza de que el nuevo capítulo del diálogo que se realizará en República Dominicana es otra farsa para seguir oxigenando a una dictadura militar y legitimar a la asamblea nacional constituyente, que derogará la Constitución para que el régimen logre perpetuarse en el poder.

El hecho de que en la representación oficial se encuentre la presidente de la ANC, Delcy Rodríguez, y que los representantes de la oposición se sienten a negociar con ella, significa un reconocimiento de hecho a una autoridad espuria, desconocida en la comunidad internacional.

La delegación de la oposición que viajará a República Dominicana no representa las expectativas de los venezolanos que apoyaron la gesta de protestas heroicas de este año que tuvo un lamentable saldo de 130 muertes. Lo que ansían es el cambio definitivo de este régimen inhumano e irresponsable que nos sumió en el colapso económico por falta de divisas, hiperinflación, mercado negro de artículos y provisiones, que nos ha lanzado por la senda de la miseria y de una crisis humanitaria sin precedentes, comparable con los países más pobres del mundo.

La situación exasperante que se vive en Venezuela puede conducir a una indeseable ola de violencia como respuesta a la inaceptable situación que se padece. No hay día que no nos levantemos con un nuevo sobresalto por el hundimiento del país. Los dialogantes de República Dominicana y sus asesores corren el riego de pasar a la historia como los que facilitaron la permanencia e impunidad de los perpetradores de la mayor debacle que ha sufrido Venezuela, que lesionó en su dignidad a los ciudadanos al condenarlos a la pobreza extrema y a millones de niños de estar en riesgo de desnutrición.

Los venezolanos nos enfrentamos a una situación trágica en la que está en juego la supervivencia, por eso resulta censurable que intenten manipularnos con la brutal crisis social al incluir el punto del canal humanitario cuando debieron exigirlo como condición sine qua non para sentarse entonces en la mesa de negociaciones. También debieron exigir otras condiciones, como la liberación de los presos políticos, pero decidieron incluirlos como punto de negociación, de allí la reacción de rechazo de gran parte de los familiares de los presos políticos que una vez más se sienten estafados.

Cacería de brujas

Nos toca vivir tiempos de vergüenza, mediocridad y decadencia, en los que muchos tratan de destruirse con la típica zancadilla o escupiendo directamente a la cara. El espectáculo de Primero Justicia con el concurso de Un Nuevo Tiempo para apoderarse de una botella vacía, sin competencias ni presupuesto, como la Alcaldía Metropolitana, además de bochornoso es muy triste.

La declaración del Cabildo Metropolitano de ausencia absoluta del alcalde Antonio Ledezma, la destitución de la alcaldesa encargada Helen Fernández y la designación de un alcalde interino fue un zarpazo para desmantelar al partido Alianza Un Bravo Pueblo que lidera Ledezma.

Los argumentos para justificar la jugarreta, al afirmar que se le adelantaban a sentencias del TSJ y decretos de la ANC, son para nada convincentes. Lo que sí revela es la estrecha correlación que ahora se ha dado entre un sector de PJ y el PSUV, interesado en crear más fisuras en la oposición, dar un golpe al alcalde exiliado y pasar factura por la nueva fracción parlamentaria liderada por Ledezma.

Más que un atropello es una traición contra un hombre que estuvo preso bajo pruebas falsas. Se trata de un hecho absolutamente repudiable que miramos con perplejidad y que la sociedad vigilante y comprometida se empeña en cambiar exigiendo una regeneración política.


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