Son los hombres de pensamiento, ideales, conocimiento y ciencia los que impulsan a las sociedades por los caminos del progreso y el desarrollo. Por el contrario, quienes las someten con el miedo, la fuerza y la sinrazón acaban en torbellinos de violencia y fracasos, hundiendo a sus pueblos en la miseria.

Hace miles de años la humanidad entendió que la soberanía de las leyes era el camino para convivir en paz y libertad. Que la justicia es la única rienda que frena la bestia en la que se transforma el hombre cuando se convierte en tirano.

Escribió Platón: “Sin leyes, los hombres se comportarán como las más peligrosas de las fieras”.

Lamentablemente, la historia transitada por la civilización no ha sido suficiente para evitar la imposición de la tiránica burla a nuestro soberano mediante el engaño y el miedo.

El total irrespeto a la Constitución, la farsa del Tribunal Supremo de Justicia allanando a la Asamblea Nacional, la Fuerza Armada que asesina a manifestantes y un gobierno que desgobierna violando las autonomías de gobernaciones, municipios, alcaldías y universidades, ha configurado en Venezuela un régimen tiránico que solo es reconocido por escasos gobiernos dictatoriales.

Vaclav Havel anotó: “Como el régimen es prisionero de sus propias mentiras, debe falsificar todo. Falsifica el pasado, falsifica el presente y falsifica el futuro. Finge no tener un aparato policial omnipotente y sin principios. Finge respetar los derechos humanos. Finge no perseguir a nadie. Finge que no finge nada”.

Sobre los derechos ciudadanos violados en Venezuela, hay un capítulo que merece  destacarse: los docentes universitarios que han sido arrestados, apresados y mal juzgados por haber manifestado su inconformidad con el régimen. Son una docena de valientes, dignos, entregados a la preparación de las generaciones futuras, quienes han dictado con su comportamiento una lección ejemplar.

Hoy siguen en los ergástulos de la barbarie Santiago Guevara, Yoel Bellorín, Jorge Machado, Carlos Requena, Julio García, Rosmary Di Pietro y Rolman Rojas. Los otros detenidos arbitrariamente, juzgados sin cometer delito alguno, son sometidos a la ignominia de medidas cautelares cual reos comunes.

La lección de estos patriotas al luchar por los principios y valores que sustentan, supera con mucho las enseñanzas que en la tranquilidad de sus aulas transmiten a nuestros relevos, que bien deben tener solidez en sus conocimientos profesionales, más aún en valores y principios ciudadanos para que en Venezuela brille la luz de la sabiduría y no la oscuridad del terror.

La lucha por los derechos fundamentales, por la dignidad de nuestro pueblo requiere líderes con fortaleza moral, respeto a la justicia, coherencia de ideas y acción, como escribió Albert Camus: “Para que las ideas cambien el mundo, es imprescindible que el pensamiento se transforme en ejemplo”. Hoy humildemente agradecemos a todos quienes, además de enseñar con sus conocimientos. nos dan una lección ejemplar con su acción.


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