En medio de un país desintegrado y atribulado, ocupado en obtener alimentos y medicinas, la presidencia tomó la decisión de reimpulsar los Consejos Productivos de Trabajadores, a un año de su promulgación, y de sentar las bases de su soñado Estado comunal, tal como se explicó recientemente en los medios de comunicación:

 El presidente de la República, Nicolás Maduro,  designó el martes 14 de noviembre al ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, y al vicepresidente ejecutivo, Tareck el Aissami, jefes de los Comités Productivos de Trabajadores. “A ustedes dos les confío la construcción de los CPT”, dijo el jefe del Estado en una transmisión conjunta de radio y televisión. “Ambos funcionarios tendrán la tarea de atender las demandas de 700 empresas industriales y agroindustriales para elevar la producción nacional”.

La retórica del discurso nos recuerda en la historia a los regímenes dictatoriales más perversos del siglo XX, al leer la Gaceta Oficial N° 41026 del 8 de noviembre de 2016 y el Decreto N° 17, dictado en el marco de la “emergencia económica”, por medio del cual se crearon los CPT y cómo estarían integrados.

Artículo 3°. Los Consejos Productivos de Trabajadores (CPT) estarán conformados por tres (3) trabajadores o trabajadoras, un (1) o una (1) representante por la juventud, una (1) representante de la Unión Nacional de Mujeres, un (1) o una (1) representante de la Milicia Bolivariana y un (1) o una (1) representante de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana; y serán la instancia encargada de realizar la revisión, aprobación, control y seguimiento de los programas y proyectos fundamentales del proceso productivo de las entidades de trabajo.

Luego se le agregó un profesional militar de la ZODI de la FABN.

Esta arquitectura del Estado comunal está orquestada con la elección fraudulenta de la ANC, alias “montonera del PSUV”, el pasado 30 de julio, a partir de ocho ámbitos: Campesinos y pescadores, trabajadores, estudiantes, personas con discapacidad, pueblos indígenas, pensionados, empresarios, y comunas y consejos comunales, y en el ámbito territorial se “eligió” un constituyente en cada municipio sin importar la población, violando el voto universal y proporcional establecido en la Constitución.

Cuando vemos la inescrupulosa manipulación de utilizar la figura de los consejos de trabajadores para sustituir al movimiento sindical, quienes deben ser instrumentados por la Asamblea Nacional, véase los artículos 497 y 498 del vigente Decreto Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, por cierto obra y gracia del extinto comandante de Sabaneta, no nos queda otro escenario que recurrir a la historia y descubrir los orígenes de las torcidas intenciones del régimen madurista..

Si nos referimos a las Corporazioni dei Fascio, estaban integradas por el primer ministro Benito Mussolini y su gabinete, la Corporación de Industriales, trabajadores agrícolas, trabajadores industriales y de los agricultores, el comandante de las Camisas Negras y el secretario del Partido Nacional Fascista.

Si se trata de las Cortes Franquistas, estaban integradas por ministros del gobierno; consejeros de la Falange; El Tribunal Supremo; los representantes de la organización sindical, hasta completar un tercio de la Cámara; alcaldes de las capitales de provincia y un representante de los restantes municipios; los rectores universitarios y presidentes de las Reales Academias; los representantes de los Colegios de Abogados, Médicos, Farmacéuticos, Veterinarios y Arquitectos y dos representantes de la familia por cada provincia, elegidos por quienes figuren en el censo electoral de cabezas de familia y mujeres casadas.

Como podemos ver en este caso, cualquier parecido con nuestra realidad no es pura casualidad, donde Estados fascistas de izquierda o de derecha no improvisan al aplicar el control vertical de la sociedad por el régimen, cuando se trata de secuestrar los derechos de una nación a vivir en libertad, paz y democracia.


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