¿Hasta cuándo los venezolanos vamos a permitir pasivamente que la legitimidad de las autoridades no tenga su origen en la libre expresión popular?

¿Hasta cuándo vamos a permitir que los menos capacitados conduzcan equivocadamente la nave del Estado e impidan el acceso al poder de nuevas generaciones de venezolanos llamados a modernizar la caduca visión de los que han mandado por tanto tiempo?

¿Hasta cuándo vamos a aceptar pasivamente que sean la improvisación, la violencia y la intimidación las que condicionen el destino de nuestra patria?

¿Hasta cuándo vamos a tolerar pasivamente que no se nos permita ejercer nuestros derechos constitucionales como lo establece la carta magna? El derecho de expresar nuestra opinión a través del voto lo necesita y lo requiere el pueblo venezolano para progresar, para recobrar su dignidad y dejar de ser una nación marginal, secundaria.

¿Hasta cuándo vamos a consentir pasivamente que el nombre de Venezuela sea objeto de burla y escarnio en la comunidad internacional por la torpe actitud y el discurso falaz e insultante de quienes mal representan al país en esos escenarios?

¿Hasta cuándo dejaremos que continúe la depravación moral del país? Venezuela se ubica en el Índice de Corrupción de Transparencia Internacional como el país más corrupto de América Latina, y el noveno del mundo durante dos años consecutivos

¿Hasta cuándo vamos a condescender que el venezolano sienta vergüenza ante la acuciosa revisión a que le someten las autoridades extranjeras al presentar el pasaporte de su patria, por considerarlo sospechoso de tráfico de drogas, malversación de bienes, terrorismo o blanqueo de capitales?

¿Hasta cuándo vamos a aceptar que los venezolanos, y especialmente los niños, mueran a diario por la  desnutrición, la carencia de adecuada atención hospitalaria y medicamentos esenciales?

¿Hasta cuándo conviviremos soportando la crisis humanitaria, generada por las torpezas gubernamentales, que asola y destruye a nuestro país?

¿Hasta cuándo vamos a permitir que el venezolano siga siendo asesinado impunemente por el hampa, sin que las autoridades hagan algo por impedirlo?

¿Hasta cuándo vamos a dejar que el régimen continúe humillando al ciudadano obligándole a pasar hambre, hurgar en  la basura y/o sometiéndolo a formar  infamantes colas para tratar de adquirir los bienes fundamentales para su supervivencia?

¿Hasta cuándo vamos a soportar la debacle del país? Venezuela, en el año 2016, encabezó el índice mundial de miseria del Instituto Cato, Universidad Johns Hopkins.

¿Hasta cuándo vamos a tolerar que los validos del régimen sigan realizando  sus sórdidos y corruptos negociados y continúen robando, depredando y disfrutando del dinero robado a todos los venezolanos?

¿Hasta cuándo permitiremos que los que hoy detentan el poder hayan convertido a Venezuela en un narcorrégimen?

¿Hasta cuándo aceptaremos que Venezuela tenga la más baja provisión de reservas internacionales, la mayor deuda externa y la mayor devaluación de su historia en los últimos 18 años, una tasa de inflación que se ubica entre las más altas del mundo, la aniquilación del aparato productivo, la extinción de las exportaciones no petroleras y la quiebra de Pdvsa, por efectos  de las políticas de un régimen negligente, corrupto e ineficiente?

¿Hasta cuándo permitimos que el régimen mantenga al país en una permanente agonía?

Para detener y revertir los infamantes hasta cuándo, hagamos lo que sea menester.


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