El canciller de la dictadura de Corea del Norte ha llegado a Cuba con un mensaje secreto del dictador Kim Jong-un para el dictador Raúl Castro y con diferencia de horas el vicepresidente de Irán ha llegado a Bolivia, donde reunido con el dictador Nicolás Maduro de Venezuela le ha brindado su apoyo público, además de estrechar lazos con su anfitrión el dictador Evo Morales. Son hechos políticos no casuales, cuando las dictaduras de las Américas están señaladas por la comunidad internacional y Estados Unidos ejecuta el cambio en su política exterior en defensa de los derechos humanos y la democracia. Todo indica que las dictaduras castrochavistas han decidido trasladar abiertamente a la región las amenazas a la paz y seguridad internacionales que sus aliados de Corea del Norte e Irán representan para el mundo.

El mensaje de los regímenes no democráticos es “dictadores del mundo uníos”. Las extremas crisis de las dictaduras en Cuba y Venezuela, la evidencia como dictaduras emergentes de Bolivia y Nicaragua y sus crisis encubiertas, el desmarque del nuevo gobierno de Ecuador que intenta retornar a la democracia, la corrupción, la condición de narcoestados, el sostenimiento y participación en actividades criminales y de terrorismo, han llevado a los Castro, Maduro, Morales y Ortega a pasar de operaciones encubiertas o discretas, a acciones abiertas en sus alianzas con la dictadura de Corea del Norte y con el régimen teocrático de Irán, además de proclamar el respaldo de Rusia y China.

En tiempos de la guerra fría, Latinoamérica fue zona de disputa entre el capitalismo liderado por Estados Unidos y el comunismo de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, con su punto más álgido en la crisis de los misiles en Cuba de 1962. La región soportó guerrillas urbanas y rurales, golpes de Estado, regímenes militares de ambos bandos, intervenciones y todo tipo de maniobras registradas en la historia. Luego la caída del Muro del Berlín y la desaparición de la URSS, la única dictadura en las Américas era la castrista en Cuba que se extinguía de hambre en su “período especial” hasta que el año 1999 llegó Hugo Chávez con el dinero para rescatarla, sostenerla y expandirla a lo que hoy se conoce como castrochavismo.

El castrochavismo es el acrónimo del proyecto político resultante de la alianza entre Fidel Castro y Hugo Chávez, gobernantes de Cuba y Venezuela que con las “capacidades subversivas” del régimen dictatorial Cuba y el “dinero del petróleo” de Venezuela, a partir de 1999 recrearon el plan criminal de comunismo castrista y antidemocrático con discurso antiimperialista. Lo denominaron movimiento bolivariano, Alba y socialismo del siglo XXI. Organizaron el más agresivo y exitoso plan de desestabilización de la democracia que llevó a sus promotores al control directo de la mayoría de los países latinoamericanos y al sometimiento de toda la región incluyendo la Organización de Estados Americanos y organismos especializados como la Organización Panamericana de la Salud, gran poder en la Organización de Naciones Unidas por medio de un sindicato de votos, la creación de organismos subregionales y más.

El castrochavismo ha instituido, organizado y sostiene los regímenes dictatoriales que además de Cuba y Venezuela gobiernan hoy Bolivia con Evo Morales, Nicaragua con Daniel Ortega y el Ecuador de Rafael Correa y en aparente proceso de cambio. Fue liderado por Hugo Chávez hasta su muerte, secundado por Fidel Castro y desde entonces está bajo el control total de la dictadura castrista de Cuba. Entre otros, han perdido el control de la Argentina de los Kirchner, el Brasil de Lula y Rousseff, la OEA de Insulza y tienen como su brazo estratégico a las FARC en Colombia.

Con su proclamado antiimperialismo y anticapitalismo, con base en el dinero, el castrochavismo buscó expandirse en Europa penetrando España, influye en la política norteamericana de la misma manera y además sosteniendo y pagando costosos lobbies y gestiones de relaciones públicas, pero sobre todo siempre buscó alianzas con los enemigos de Estados Unidos. En ese camino el castrochavismo abrió Latinoamérica al islamismo, al soporte del terrorismo, a créditos e inversiones chinas plagadas de corrupción y sin transparencia, al entreguismo territorial, a la abierta presencia rusa con rótulo de cooperación.

En julio de 2013 el barco norcoreano Chong Chong Gang, procedente de Cuba con destino a Corea del Norte, fue interceptado en Panamá con equipo de misiles, armas y aviones que la dictadura castrista enviaba de contrabando a la dictadura de Corea del Norte en franca violación de las resoluciones de las Naciones Unidas. El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado sucesivas y reiteradas sanciones contra Corea del Norte por el programa de misiles nucleares que lleva adelante esa dictadura, que ha continuado realizando pruebas nucleares amenazando a la paz y seguridad internacionales.

Pese al acuerdo sobre desarrollo nuclear firmado hace dos años, Irán ha continuado con “actividades hostiles” contra la paz y la seguridad internacionales desarrollando un “programa de misiles” y ataques cibernéticos contra Estados Unidos, por los que este le ha impuesto nuevas sanciones en julio pasado. El régimen político iraní es una “teocracia islámica electoralizada”, que como las dictaduras castrochavistas utilizan las elecciones –controladas, manipuladas y generalmente fraudulentas– como mecanismo para simular voluntad popular mientras la someten y oprimen.

La realidad objetiva está mostrando que los territorios de los países controlados por las dictaduras castrochavistas han sido convertidos en plataformas de Corea del Norte y de Irán en las Américas con consecuencias imprevisibles.


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